Rosendo Tabares, el mejor operador de teletipo de R.D, junto a su distinguida
familia, costumbre muy arraigada en la personalidad de éste hombre. Aquí los vemos tranquilo y sosegado, después de haber oscurecido
y amanecido por mucho tiempo, completando largas noches en medio de los ensordecedores teletipos de otros tiempos.
Que gusto ver a mi ex compañero de labores y amigo Rosendo Tavares, junto a su familia, disfrutando de esos sanos momentos de buen vivir, como él se lo merece, igual que todos aquellos que han trabajado en buena lid, impulsando el desarrollo de la actividad a la que han dedicado gran parte de su vida como lo hizo Tavares. Por lo anterior, este hombre puede legar a su familia y a su país, toda una historia de trabajo honrado y recuerdos agradables, por lo que puede disfrutar del respeto y la admiración de todos aquellos con quienes le tocó compartir las interminables faenas laborales, cuando las facilidades no eran lo que parecen ser hoy día.
Cuando a R. Tavares le tocó trabajar en comunicaciones de la entonces DGAC, lo que se sigue haciendo, las condiciones laborales no
eran las que son ahora, cuando estas condiciones son más
favorables para el personal de lo que es hoy el Instituto Dominicano de Aviación
Civil, IDAC, siendo muy diferentes a las
largas noches aquellas, cuando los teletipos ITT, cantaban, a voz en cuello, las interminables melodías, golpeando los
cilindros que tipiaban los mensajes en
largos rollo de papel, mensajes relativos a la evolución de los vuelos que
aprovechan las noches, como los de la brasileña Varig, de Pam American, Argentina, Boliviana entre ot tronchando cualquier intento de que lográramos
conciliar un sueñito.
Para entonces, esos vuelos despegaban de Rio de Janeiro, Brasil, Buenos Aires Argentina y otros aeropuertos de Sudamérica, siempre temprano en las noches, por lo que recalaban al límite Sur de la Región de Información de
Vuelo, FIR de Santo Domingo, temprano de la madrugada. En esos programas de operaciones estaban los vuelos de
itinerario de la línea brasileña Varig como fue el Varig 808, el Argentina 332
entre otros tantos.
Esta es una antigua sala de teletipos, parecida a la que existió en el Aeropuerto de Las Américas, donde el ruido es infernal de esas máquinas no dejaba dormir a nadie. Las que operó Tavares eran más modernas, pero el ruido era siempre insoportable.
No soy de los que suelen olvidar y, mucho menos, hacerme el indiferentes frente a
las gentes que han aportado mucho a las organizaciones a las que entregaron partes importantes
de sus existencias. Para quien suscribe, ese tipo de personas como lo es Tavares,
merecen ser reconocido por quienes hemos tenido la suerte de conocerles y
tratarle en los ambientes laborales y de amistad personal, dentro de los cuales han transcurrido parte
de nuestras honradas y dignas existencias. Lo que deben hacer también las
instituciones.
Tavares
marchó a Estados Unidos, donde se estableció
después de haber desarrollado en R.
Dominicana una prolongada trayectoria personal y profesional
impecable, en el ámbito de lo que fue una vez, la Dirección
General de Aeronáutica Civil, DGAC hoy, Instituto Dominicano de Aviación Civil,
IDAC, donde se caracterizó por su
laboriosidad y formal presencia, bajo cualquier circunstancia. Sin embargo, en
estos días lo tenemos en el país donde es muy bienvenido por todo los que
le conocemos y tratamos.
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