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26 de junio de 2018

Sistema de aviación civil de R. Dominicana; ¿Funciona o no funciona?

Flota aeronaves de JetBleu empresa que opera casi una treintena de  vuelos diarios  a los aeropuertos de República Dominicana. En cambio nuestra flota integrada por aeronaves de baja capacidad de asientos no  impacta el mercado


Me preocupa bastante ver de como, quienes hemos estado o estamos relacionados con la actividad aeronáutica de República  Dominicana, a veces nos enfrascamos en bizarras polémicas,  tratando de justificarnos a nosotros mismos, o bien, tratando de justificar a otros,  no por lo que son sino por donde están. Por lo general, en esas polémicas casi siempre que nos referimos a la evolución y  desarrollo de aviación civil de República Dominicana,se oyen a los que dicen que esto está así o asá, que tal área ha progresado y que otras no,  o bien,  que fulano de tal es un cañón en aviación, decires muy socorridos, pero actitud vana  que no deja de  tener su nombre propio. En lo institucional  se suele decir que el país ha mejorado, lo que todos reconocemos, siendo su punto más  luminoso, la Ley  Lic. Botello de hace ya una docena de años. Sin embargo, aún  no  podemos compararnos otras naciones  semejantes a nosotros, cuando de aviación de  civil se habla, hacerlo seria  ir bastante lejos a pie.
En realidad, la aviación civil de cualquier país es un sistema, pero un sistema bastante complejo por cierto. Por definición, un sistema es algo así como  un conjunto de partes,  cuyos componentes se relacionan armónicamente entre sí, de forma que el buen  funcionamiento de cualquiera de sus partes está supeditada  a la correcta  operación de los demás componentes.  
Si aplicamos este concepto a  la realidad del sistema de aviación civil de República Dominicana nos damos cuenta de inmediato, que al sistema nuestro  como  le faltan elementos, y tengo entendido que entre ellos, el más importante son  líneas aéreas grandes.  Resulta  imprescindible  que el sistema de aviación comercial nacional opere  aeronaves pequeñas, pero también  lineas aéreas  que vuelen aviones  grandes, que se asemejen a las  que se utilizan las  aerolíneas de  otras naciones semejantes a la nuestra,  muchos de esos países con  menor potencial de mercado que el de República Dominicana. Mientras el hacha va y viene, esas empresas aéreas  de otras naciones  explotan nuestro mercado,  en un ambiente en el que la  competencia que deberíamos tener aquí en R.D., operan con cantidades  de  pasajeros y carga aérea  lastimosamente bajos. 
De acuerdo a potencial real de nuestro mercado estamos en condiciones  de operar  en grande, con aeronaves modernas, muy diferente al parque aeronáutico que se exhibe, de manera deprimente,  en las inmediaciones de la cabecera de la pista 17 del Aeropuerto Las Américas, parque cementerio  que corresponde a nuestro último  fracaso  en lo que a aviación  comercial se refiere.  Sin embargo, tengo la firme creencia que si podemos. Como muestra sabemos que hace varias décadas el país pudo operar lineas aéreas grandes y tuvo gran éxito hasta la corrupción y a la mala política  aterrizaron  en la CDA.  Se que estamos en condiciones de  de  operar,  por lo menos, tres  línea aérea grandes representativas, empresas   con las que podemos ofrecer  buenos precios para el público  y  espacio en sus aviones  para el transporte de parte de nuestra producción agrícola a los mercados de EEUU y otras naciones del mundo. 

Con una flota de más de seis aeronaves grandes y modernas para su tiempo,  nos dimos el lujo de volar los mismos equipos que operaban líneas áreas Norteamericanas que operaban   a los aeropuertos del país para entonces. Teníamos ejecutivos y personal aeronáutico dominicano en el área comercial, en    mantenimiento,  en las cabinas de mando, sobrecargos y azafatas, despachadores y otro personal, muy preparado y eficientes por cierto. Además impactábamos el mercado, ofreciendo servicios a precios competitivos que favorecían la economía del dominicano.


Este fue un concepto que desarrollé, junto a un experto internacional en transporte aéreo, cuando alguien se mostró interesado en relanzar el proyecto Dominicana de Aviación, con criterio comercial, no político. De acuerdo a las proyecciones de los estudios económicos  realizados para entonces, los ingresos y beneficios netos, se presentaban altamente positivos, a la vez de  brindar precios más  asequible al público, así como mano de obra intensiva para nuestros pilotos y técnicos made in R.D. Metase en linea, y observe  cuanto cuesta un boleto aéreo en estos días, en cualquiera de las rutas habituales servidas por las lineas aéreas que operan la totalidad de nuestro mercado. 
Pero como el diablo nunca duerme en su casa, para entonces al sistema le hacía falta una pata.  El regulador no funcionaba adecuadamente,  llegando el asunto al punto de costarnos trece largos  años de no poder operar aviones  matriculados en R.D. al territorio de los Estados Unidos. En aquellos tiempos las cosas se complicaron con  las precariedades  del sistema de control de tránsito aéreo, lo que desembocó en un movimiento que dio  al traste con la autoridad de aviación civil de entonces, que se debió convencerse de que había que mejorar la infraestructura del sistema,  lo que hizo el gobierno del Doctor Balaguer, sin llegar a los oscuros limites la intolerancia o al reino de los intereses particulares poco disimulados.  
Como he  dicho, al sistema de aviación civil de R.D. actual le hacen faltan componentes importantes. Lo primero son  líneas áreas grandes y fiables,  con aeronaves modernas, pero  manejadas por gerencias  conocedoras  del negocio de la aviación, no improvisadas, y verdaderamente comprometidas con la buena imagen de República  Dominicana que ya ha sufrido  bastante en los últimos  año .  Sin embargo, lo que más hace falta  a nuestra aviación civil, es que el compromiso del  componente humano, componente que debe unificar  criterios, enfocados  en el  problema sin vanagloria  particulares,   sino con planteamientos e iniciativas  claras  y conocimiento de su verdadero  papel frente diseño de el  necesario y productivo  sistema de aviación civil comercial de  República Dominicana .

Soy de la creencia que el país se ha acomodado tranquilamente, simplemente aplicando y colectando las tasas e impuestos pasajeros. Posiblemente el último tablazo lo acaba de aplicar la Comision Aeroportuaria que cargo creo de US$ 2.60 al tickect de cada usuario que utiliza los aeropuertos del país. De acuerdo a lo que me comunicaron, ese monto, consistente en un aproximado de US$ 26,000,000. 00 millones de dolares anuales, que  tiene como finalidad * mantener las correas que acarrean los equipajes de los pasajeros*, cuando esa es una tarea  de los operadores y propietarios de  los aeropuertos, quienes cumplen adecuadamente con esos requerimientos, sin mayores problemas. Y  entonces que iran  hacer con esos RD$ 1,287,000,000.00 millones de pesos anuales, cuando esa dependencia no maneja aeropuertos donde existen vuelos internacionales.  
Con un mercado aproximado de 13,000,000 de pasajeros, estamos muy lejos de impactar  un volumen  que solo   el año pasado manejó  cerca de US$ 4,000,000,000.00 (cuatro mil millones de dólares), solo en tickets aéreos de vuelo pagados casi en su totalidad  a  transportistas foráneo, que repatriaron  esas divisas a sus bases operacionales ubicadas en países donde no impactan la economía de República Dominicana. Todo fuera mejor si el sistema funcionara  con todos sus componentes. 


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