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7 de junio de 2017

Para el Buzo, solo la solidaridad de todos; ninguna otra cosa

Andrés Santo Sánchez, El Buzo y un servidor

Durante una mañana del mes de  enero del 1982, un controlador  del turno "A" ,(turno de la mañana), de la torre del Aeropuerto Internacional de Las Américas se encontraba “enrredao” con una emergencia pesa que afectó a una aeronave tipo  Piper PA-34 Seneca. El caso fue que la aeronave perdió potencia en el motor No.1 durante la carrera de despegue desde la pista 35 y se había declarado en emergencia.  Antes de iniciar la carrera de despegue, el piloto había solicitado al controlador virar “corto” por la izquierda, sobre La Caleta, para volar sobre la línea de costa,  rumbo a su destino que era el entonces Aeropuerto Internacional de Herrera. La solicitud le fue denegada, por asunto de  procedimientos en los despegue por la 35 con viraje izquierdo.

Sin habérselo propuesto, esa simple decisión del controlador fue crucial para preservar  la vida del piloto. El avión viró por la derecha, como fue instruido, pero  el motor siguió perdiendo potencia, estrellándose a 3 millas al Nordeste del aeropuerto, en un área de difícil aseso. Una densa columna de humo marcó el sitio exacto  del impacto de la aeronave. De haber aceptado la solicitud del piloto, el avión habría caído en el mar y la historia habría sido otra muy diferente.

Como los organismos de búsqueda y rescate de Las Américas, no podían llegar al sitio del impacto  con rapidez, se trató de coordinar con el aeropuerto de San Isidro, para que enviaran un helicóptero, pero el temas de la coordinación militar con los "altos mandos", impidieron  la rápida  salida del aparato de la entonces FAD. Sin embargo, por suerte, apareció un helicóptero del U.S. Customs de los Estados Unidos que se aproximaba desde el Este y con suma habilidad,  el   controlador le referencia solicitó y logró que el aparato se dirigiera al sitio del impacto del avión, rescatando al piloto y trasladándolo, herido y quemado, al Hospital Ramón de Lara de San Isidro. Los restos calcinados del Piper Seneca, aún deben estar en el sitio del accidente, nunca fueron recuperados.  

Además de esa situación, a ese mismo controlador le tocó “enredarse” con otras encornadas emergencias en el Aeropuerto de Las Américas, cuando  "bregó" con  un Lockheed  L-1049 Contellation, que trataba de llegar a la pista con el motor No.1 apagado y el No.2 "tosiendo". El avión voló tan bajo en la trayectoria final a la 17, que cuando logró  aterrizar se le encontraron ramas de árboles en el  tren de aterrizaje. Otras situaciones parecidas la vivió en el Aeropuerto de Herrera y otras terminales  nacionales donde laboró. Como sabemos, “El manejo adecuado de una  emergencias real, es el verdadero examen para un controlador de tránsito  aéreo”. Ese controlador singular a quien me refiero, que superó, con muy  buenas notas,  varias pruebas de ese tipo  lo es,  Andrés Ramón Santos Sánchez, el "Buzo".  

Como  muchos controladores, vi llagar a Santos Sánchez  a la entonces Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC). Recuerdo que fue a mediado del 1978. Para entonces tenia un cuerpo atlético y una fortaleza increíble  y un inmenso deseo de aprender y una mejor disposición para trabajar. Además, siempre  dispuesto para hacerle cualquier favor a sus semejantes. En el grupo en que ingresó Andres Santos Sánchez estuvieron,  Fortunato Liria, Gerónimo Pimentel, Jiménez Terrero, Quezada Lendenborg entre otros controladores. Para entonces el Director de la DGAC era el General de Brigada Octavio Jorge Pichardo de la entonces FAD.

De inmediato, el grupo ingresó al curso de controlador aeródromo,  impartido  en el Aeropuerto Internacional de Las Américas, por un grupo de profesores de la talla de Roberto Acevedo Burgos en navegación aérea, Haroldo Sanción, tránsito aéreo, Rafael Coco Chávez, comunicaciones, S. Rodríguez, meteorología aeronáutica y Santiago Alonzo, aerodinámica, quienes conocían sus materias y tenían el privilegio de ostentar una  apropiadas  facilidades didácticas.  

Luego de terminar el curso básico de aeródromo, a Santos Sánchez le tocó realizar un periplo  por la mayoría de los aeropuertos del país, incluyendo al Gregorio Luperón de Puerto Plata, Punta Cana, La Romana  y por supuesto,  al difícil  Aeropuerto Internacional  de Herrera, durante los años más complicados de esas terminal,  debido a la operación de un gran número de aeronaves privadas, comerciales, militares y las numerosas escuelas de aviación  que utilizaban esa terminal aérea, para las prácticas de sus estudiantes. 

En mediado del  año 2001 Santos Sánchez fue seleccionado, junto a un grupo de controladores, entre ellos Leonardo Rivera, Gerónimo Pimental, Cirilo Batardo, Cristina Mateo, Betty Castaing, Nelson Díaz, Fernando Vermentón   entre otros, para completar el curso de controlador de tránsito  aéreo procedimental, en la escuela aeronáutica de SENEAM SCT, Servicios a la Navegación Aérea en el Espacio Aéreo Mexicano,  en México, donde se graduó,  como controlador de tránsito  aéreo procedimental. A su regreso, como los demás, inició su fase OJT y eventualmente al servicio de Control de Tránsito  Aéreo.

A mediado del año 2008 Andrés Ramón Santos Sánchez enfermó de un quebranto que lo sacó de la actividad operacional como controlador de tránsito aéreo, quehacer, que como todo controlador, lleva en  lo profundo.  La enfermedad que padece le ha mermado bastante físicamente y en la actualidad, los efectos del mal le han postrado, por lo que permanece en su hogar totalmente ciego, pero alimentado por el inmenso amor de su esposa e hijos y la amistad de algunos que le visitamos, llevando hasta su hogar una voz de aliento y las remembranzas de los mejores años de su vida laboral, durante  la que  disfrutamos de su perenne  jovialidad.  

En el presente, el padecimiento de  Andrés Santos Sánchez “El Buzo” se ha agravado. Ademas otras circunstancias casuales, también le han afectado. Sin embargo, no creo que sea oportunidad para nada que no sea acudir hasta él y extenderle nuestra solidaridad. El Buzo  es el sonoro espejo donde debemos mirarnos todos, en una actividad profesional única, muy diferente a todos los quehaceres que realizan hombres y mujeres en el complejo mundo que habitamos.

A pesar de todo, en Santos Sánchez se ha impuesto el temple frente a la adversidad, por lo que a pesar de   sus  padecimientos, sigue siendo la misma persona que todos  conocemos. Por eso desde su sillón, parece olvidar las visibles marcas que le han infringido sus enfermedades. En consecuencia, Andrés Santo Sánchez   sigue ofreciendo la sencillez y el respecto que siempre ha dispensado a todo el mundo. Entonces, todo lo que  el Buzo requiere de todos nosotros, es la solidaridad y no el conflicto.  

Todos a abrazar al Buzo.





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