Pages

4 de agosto de 2015

Doña Gloria Rosa; toda una profesional en tierra y en vuelo


Doña Gloria  Rosa sostiene  su placa de reconocimiento a inicio de los noventa.  Foto: Archivo personal 


Cuando llegué  a la Compañía  Dominicana de Aviación (CDA), “no hace tanto”,  allí me encontré y conocí a Doña  Gloria Rosa. Doña Gloria Rosa era y tiene que continuar siendo, una profesional,  elegante y delicada  dama, que brindó servicios  como azafata a bordo de las aeronaves  de la  CDA. Sus características principales;  su  profesionalismo,  su carácter calmado  y su perenne sentido de  afabilidad, afabilidad  que brindaba  a  todos a través de su forma de hablar y actuar.  Sin embargo, en lo que pude ver, nunca vaciló para proceder  cuando  debió controlar  cualquier situación a bordo de los aviones que entrañara riesgos para la seguridad de los vuelos, fuere esta cual fuere.
   
Doña Gloria Rosa se inició en  la aviación comercial como azafata  en la aerolínea Aerovías Quisqueyana, volando los famosos Lockheed  L-049  “Connie”. En Aerovías  formó parte de los  equipos  de  cabina  con profesionales de la talla de Milagros Sugrañe, Doña Niurka Silfa, entre otros. Luego Doña Gloria Rosa pasó a  la Compañía Dominicana de Aviación (CDA),  donde continuó su labor,  desarrollando un gran trabajo  durante el período  que pudiéramos llamar la “era de oro” de  CDA.

Para entonces la empresa recibió el empuje de la nueva  flota de los  Boeing  B-727-100 y 200,  dejando atrás la crisis del accidente de Boca Chica acontecido en el 1970.  Bajo esa nueva perspectiva, la CDA dominó  el mercado de pasajeros y carga,  dominio que prosiguió hasta mediado de la década de los ochenta, cuando operó el B-747-123, aeronave en la que Doña Gloria prestó sus valiosos  servicios, como Jefa de Cabina en las rutas del Caribe, del Norte y de Europa, donde había que  coordinar dieciocho tripulantes.

Por sus características, Doña Gloria Rosa siempre estuvo entre las profesionales  que había que programar, cuando se trataba  de vuelos especiales, donde las  cosas en la cabina de pasajeros  debían afinarse lo mejor posible, durante los tiempos en que mucho de los capitanes de CDA eran extranjeros y de variados caracteres. Aun así, había que entenderse con  ellos por el tema de la seguridad de la operación de los vuelos, en los tiempos que nunca faltaba un frente de mal tiempo en la ruta entre Santo Domingo y Nueva York.  Doña Gloria  permaneció en la CDA  hasta los últimos días de la empresa, brindando  su capacidad como tripulante de cabina   y como instructora en tierra y en vuelo, labor que realizó junto a  un grupo reducido y selecto de sobrecargos, entre ellas Doña Niurka  Silfa, Iris Cristoforis entra otras.
    
No sé dónde se exactamente encuentra  Dona Gloria Rosa  en la actualidad,  pero sé que  donde quiera que esté,  debe estar recibiendo el cariño y el amor de los que con ella comparten el don de la vida.  En lo que a mí se refiere,  sé que quienes lean estas líneas entenderán  que poco lo que he dicho de ella.  Sin embargo,  mil líneas tampoco dirían mucho de las tantas cosas ciertas   que Doña Gloria merece se diga de ella, cosas agradables   por lo que siempre será reconocida.

Ahh !!, pero lo bueno es que nuestro reconocimiento no es cosa de ahora.  Más bien, es cosa de siempre. En la foto, Doña Gloria Rosa muestra una muy merecida placa de reconocimiento a su gran labor profesional que le otorgó, con toda la formalidad del mundo, el Sindicato de Trabajadores de la Compañía Dominicana de Aviación (CDA) (SITRACODA) a principio de los noventa. En la exposición fotográfica, Doña Gloria Rosa muestra su beneplácito y su sonrisa característica al recibir el reconocimiento, sonrisa  que siempre ha llevado y llevará  consigo.

Déjele su comentario o su anécdota  a Dona Gloria. 

No hay comentarios: