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14 de abril de 2015

El factor humano en la aviación, la realidad y el discurso

Foto de Le Monde

La ocurrencia del fatal accidente del vuelo 4U-2485 de Germanwing ha puesto el dedo sobre la llaga, llamado amargamente  la atención  sobre incidencia del factor humano, como la causa que  condujo a la muerte de  las 150 personas que ocupaban el A320 de la empresa de bajo coste, subsidiaria de  la aerolínea  Lufthansa. Como determinó  el registrador de datos de vuelo (FDR),  el accidente fue el resultado de la actuación intencional de Andreas Lubitz  copiloto de la aeronave, quien condujo el aparato a chocar contra el terreno en una región de los Alpes, al Sur de Francia.

Si bien, la industria aeronáutica  tiene  plena  conciencia de  la incidencia del desempeño del factor humano, como la principal  causa de los accidentes de aviación, habría que preguntarse ¿Hasta dónde la industria está dispuesta a dar real seguimiento a las manifestaciones del silencioso y mucha veces imperceptible factor humano en la aviación, a pesar del discurso?. La publicación de un diario alemán,  que se refiere a la escasez de personal especializado, para los procesos de evaluaciones psicológicos que debe realizar regulador alemán a los aviadores, es un indicio chocante de que, en oportunidades, no se hace todo lo se debe, en lo referente al  seguimiento del factor humano en aviación. 

El factor humano es la parte más flexible,  adaptable y valiosa del sistema aeronáutico, sin embargo,  es el más vulnerable a influencias que pueden  afectar negativamente el desempeño de ese factor en un momento dado. Con su actuación, Andreas Lubitz ha sacudido la industria, mostrando una manifestación lacerante del omnipresente factor humano en la aviación.  Lo importante es que la industria no escatime  recursos e implemente el  seguimiento profesional continuo del personal que visibilicen  la existencia de los filtros que,  puedan identificar y  detener  incidencias negativas del factor human

A pesar de que no hay dudas sobre el predominio de  la seguridad del transporte aéreo "en los aviones grandes", todavía la mayoría de la gentes no se acostumbra a volar con plena tranquilidad. Por lo general, siempre habrá ciertas dudas subyacentes y a veces sus rosarios.  Las personas siempre estarán bien pendiente de cualquier situación anormal a bordo, por sencilla que esta sea, tensión que termina con el aplauso cuando se produce toque del tren del avión en la pista de aterrizaje en el aeropuerto de destino. Ahora también los pasajeros tendrán interrogantes, muy personales,sobre la condición psicológica de quienes están encerrados en la cabinas, volando del avión. 

En mi caso particular, como aprendiz he tenido que bregar con el concepto factor humano en diferentes situaciones.  Como encargado de equipos de trabajo, siempre traté  de ver algo más allá del ámbito de las cabinas de las torres o el centro de  control. En esos sitios, siempre trataba de  interesarme por los problemas que el personal llevaba hasta el aeropuerto. En oportunidades me vi precisado a dejar a alguien fuera de la rotación y durante el “briefing”, invitaba  a los controladores  a dejar los problemas cotidianos  "enganchados en un clavo que había a la entrada",  para  así concentrarnos en la seguridad de los aviones.
                                               


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