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27 de marzo de 2015

Accidente Germanwing y la rápida hipótesis de la fiscalía francesa


Un tripulante  en la cabina de mando

A propósito del  accidente del A320 de Germanwing, una vez más  se pone en evidencia el factor humano como primer sospecho del terrible evento. A pesar que las investigaciones apenas comienzan, y que solo ha sido recuperada una de las “cajas negras”, el grabador de voz de cabina, el fiscal francés Brice Robín ha emitido una impactante hipótesis que ha conmocionado el mundo. De acuerdo a Robín, el copiloto Andrea Lubitz podría haber estrellado el A320 de manera  intencional, luego de haberse quedado solo en la cabina de mando, cuando el capitán salió de la cabina en momentos  que la aeronave se encontraba a  la  altitud de crucero.

Lo que me llama la atención es la rapidez  con la que  el fiscal francés emitió su hipótesis sobre la posible  causa del evento, cuando faltan elementos importantes para completar el rompecabezas que pudiera brindar una hipótesis basada en más elementos, incluyendo el grabador de vuelos (flight recorder), dispositivo  que no se ha recuperado o parece haberse desintegrado con el impacto.  Sin descartar la hipótesis del investigador de la fiscalía francesa, me hubiera gustado escuchar  el análisis  de los investigadores de la aeronáutica francesa, de quienes no he oído mucho en este caso.

A pesar  de la conmovedora hipótesis de Robín sobre la posible causas del accidente de Germanwind,  en la que propone que el copiloto habría activado  el “descenso”, lo importante seria saber ¿Bajo qué condiciones lo hizo, si es que lo hizo? o ¿Qué realmente provocó  que el copiloto al mando, no respondiera al llamado del capitán, ni abriera la puerta de la cabina de mando?. La hipótesis francesa  toma como importante el hecho de que el copiloto Lubitz respiraba normalmente, por lo que asume  que éste  estaba en control de sus actos ¿Es totalmente comprobable esto?.

De ser confirmada la hipótesis de la fiscalía francesa, no sería la primera ocasión en que un tripulante derriba o trata de derribar una aeronave actuando desde la cabina de mando. El día 7 de abril del 1994, la cabina de mando de un DC-10-30 de carga Federal Express  fue el escenario de un rudo combate entre los tres tripulantes de mando y Aurbum Calloway un ingeniero de vuelo de la empresa   que abordó  el avión en Memphis Tennessee, como tripulante extra.

Poco después del despegue Calloway atacó a los  tripulantes  con un martillo y un arpón, hiriéndolos severamente. Después de una lucha titánica, la tripulación logró someter al suicida. Con heridas graves, la tripulación del DC-10  logró aterrizar el avión  en Memphis. Calloway fue condenado a dos cadenas perpetuas. El objetivo de Calloway era que su esposa  cobrara  un seguro  por valor  de 2.5 millones de dolares que le tocaría en caso de morir en un accidente de aviación. Calloway estaba bajo investigación por parte de la empresa  Federal Express por el supuesto abultamiento  de las horas de vuelo en record  profesional.     


Apena, cinco años después,  el 31 de octubre del 1999,  algo parecido sucedió con  el vuelo EgyptAir 990, un B-767  que despegó  desde  Nueva York rumbo al  Cairo. La aeronave cayó al Océano Atlántico al Nordeste de Nueva York, matando sus  203 pasajeros más 15 tripulantes, luego que su copiloto,  Gameel Al- Batouti, aparentemente,  aprovechó  la ausencia del capitán de la cabina de mando, para provocar un violento descenso que terminó  estrellando el avión con el Océano Atlántico. A pesar de esta hipótesis, sobre este accidente del vuelo 990 de  EgyptAir, aún quedan pendientes muchas preguntas a las que no se ha dado repuestas definitivas. 

Ojalá que las dudas no envuelvan el futuro del nombre del joven  copiloto Andrea Lubitz.

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