El cuerpo de turista Alemán yace en la acera del malecón de Puerto Plata. Foto: Nuevo Diario
Uno de los episodios más
desagradable por lo que he pasado, fue dirigir el abordaje del ataúd que
contenía el cuerpo de un turista alemán que se ahogó en Playa Cabarette, a
finales de los noventas. El turista disfrutaba de unas vacaciones en Puerto
Plata junto a esposa y dos hijos de muy corta edad. Vi a la viuda del turista llorar
desconsoladamente al pie de la correa de carga, donde se le permitió estar,
debido a que ella solicitó presenciar la dignidad en el manejo de los restos
mortales de su fallecido esposo, cuando estos eran subidos al “bulk” del DC-10-30
que lo trasladaría a Frankfurt, Alemania.
Hoy, años después de ese evento,
nos enteramos del vil asesinato de un turista alemán, en pleno malecón de
Puerto Plata, lo que representa una situación imperdonable y que me trajo a la
memoria un episodio ocurrido hace unos años, aunque en aquel caso no se trato de un asesinato como en esta afrenta. Según se ha publicado, la muerte ocurrió en medio de de un atraco
perpetrado contra el indefenso turista de nacionalidad alemana de 76 años, mientras se
desplazaba caminando tranquilamente, por el Malecón de Puerto Plata.
Frente a esta situación, entiendo
que las autoridades de la República Dominicana, en su conjunto, están en la
obligación de hacer todo lo necesario para preservar la seguridad y la vida,
tanto de los dominicanos, como de los turistas que nos visitan. Para ellos, se deben
implementar todas las medidas requeridas para evitar que esos visitantes que
pagan generosamente para venir a nuestro país y traernos fuente de empleos
estables, así como consumo abundante de bienes y exportación vía el consumo de
la producción nacional, corran riesgos de algún tipo o peor, sean asesinados.
Ojalá Puerto Plata y el país
exijan la solución de este cobarde asesinato, pero más que eso, Puerto Plata debe
exigir a las autoridades brinden una verdadera vigilancia, continua en el tiempo,
tanto en el áreas del Malecón de Puerto Plata, las Playas y los lugares habituales
que los turistas y los dominicanos eligen para disfrutar de ese pueblo,
creyendo que su seguridad está protegida, no sabiendo del descuido de la
vigilancia de la policía turística de la Novia del Atlántico, quienes deben
responder por esta afrenta.
En estos momentos, Puerto Plata
trata de recuperar su merecido sitial como la provincia turística que dió a
conocer a República Dominicana, como un destino primario, cuando nuestro país
hacia “pininos” en eso del turismo internacional. Mientras tanto, resulta
sumamente difícil explicar este vil asesinato, tanto a los familiares como a
los relacionados de este ciudadano alemán, quienes recordaran a República
Dominicana, como un destino que le trajo llanto, luto y desconsuelo.
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