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16 de junio de 2015

Casita de campo, nuestro tesoro en Samaná


"Casita de campo"

Miren el siempre intenso  verde de los grandes  árboles, el tenue rojo del arbusto y el azul del tranquilo cielo. Estos encantos  son el  marco natural de nuestra casita de campo, allá al Nordeste, en Samaná. Esta  casita  de campo es un orgullo familiar y lugar preferido por  todas nuestras amistades y cercanos, quienes insisten en regresar al sitio. El lugar es  un espacio abierto y plural, creación de la naturaleza y  prodigas manos bendecidas desde lo Alto, lugar donde conviven frutales, flores y nidos de aves diversas.

Recostado en su costado izquierdo, corre un riachuelo  que baja raudo  las lomas,  serpenteando  entre las piedras, para  alcanzar a un mar  sediento que espera, días y noches las frescas aguas de las montañas. En su patio, cada mata se apresura a brindar su sombra y a ofrecer   sus frutos más jugosos, como los mangos diversos, lechosas, guayabas, cocos, naranjas, guanábanas y otros dulces manjares, mientras las aves, con sus trinos,  parecen alegrarse al ver llegar las gentes. 
  
Esta casita de campo  fue levantada a mediado del siglo pasado, con el esfuerzo perseverante  de nuestros padres. Allí habitaron, pero, a pesar del tiempo y la distancia al cielo,  allí nos esperan sonrientes, dándonos  en cada ocasión la bienvenida a nuestra dulce casita de campo a la que todos están permanentemente invitados. 

I.Mullix. 



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