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26 de enero de 2015

Alarmas de bomba a bordo de aeronaves, mejor creerlo



Durante el pasado 24 de enero del año en curso, dos aeronaves civiles resultaron afectadas por alarmas de bombas a bordo. De acuerdo a la información servida por la cadena CNN, las aeronaves fueron escoltadas por aviones F-16 de la Fuerza Aérea Norteamericana, hasta el Aeropuerto Internacional Hartsfield-Jackson, Atlanta, donde se confirmó que todo se había  tratado de falsas alarmas. 
  
Por sus consecuencias potenciales, las amenazas de bombas en aeronaves son eventos graves que siempre hay que tomarlos como ciertos. En  caso de esto eventos,  los procedimientos aplicables están prescritos en el Documento 8973, Capítulo  5 de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), Manual de Seguridad para la Protección  de la Aviación Civil Contra Acto de Interferencia Ilícita, en las directivas PNSAC de los Estados Contratantes y algunos procedimientos específicos  aprobados por la autoridad. El buen juicio del Capitán es determinante cuando se presentan estos casos.

Por la complejidad de la situación a bordo cuando se recibe una llamada de este tipo, le relato un evento de bomba a bordo que me tocó experimentar. La información sobre el artefacto explosivo se originó en el centro radar (CERAP) de San Juan, Puerto Rico, por una llamada telefónica  anónima que  recibieron los controladores. En la ocasión, el HI-442 de Dominicana de Aviación completaba  el vuelo  DOA-602, dese Aeropuerto Internacional  Luis  Muñoz Marín al  Aeropuerto Internacional  de Las Américas con 162 pasajeros a bordo. En ese momento  la aeronave ascendía a través de 14,000 pies, 42 millas al Oeste de San Juan. 
 
La tripulación asumió la información como cierta, procediendo a evaluar posibilidades, tomando en cuenta la diversidad de artefactos explosivos y la gran variedad de mecanismos para su detonación, tornándose la situación particularmente estresante. De inmediato el capitán llamó  el Jefe de Cabina a la cabina de mando, para coordinar los procedimientos en relación a un chequeo discreto de la cabina de pasajeros, con el objetivo de  detectar cualquier objeto extraño o situación sospechosa. Entonces, con mucho tacto, el capitán le ofreció la información sobre la alarma de bomba a los pasajeros,y que estábamos retornando a San Juan, enfatizando  que -por lo general, estas alarmas son falsas-, pero que se habían tomar todas las medidas de seguridad pertinentes.

Mientras la aeronave era dirigida al Aeropuerto Luis Muñoz Marín  y la tripulación de cabina  se preparaba para el  desembarque de  los  pasajeros lo antes posible. El problema fue que  algunos pasajeros no quedaron tan convencidos del mensaje del Capitán. La percepción empeoró cuando notaron la presencia de una gran cantidad de  equipos y vehículos de emergencia, lo que provocó  más nerviosismo y en algunos casos  histerias.

La operación de desembarque resultó cuasi normal, con casos de heridas leves. Cuatro horas mas tarde, cuando se completó un minucioso proceso de chequeo del avión, los pasajeros, el equipaje y la carga, las autoridades del Aeropuerto Luis Muñoz Marín  informaron que todo se trató  de una falsa alarma, autorizando la salida del avión   

Como recordaran, el pasado  27 de mayo del 2014, una  falsa  amenaza de bomba afectó las actividades del Aeropuerto Internacional de Las Américas de Santo Domingo. La amenaza afectó  el vuelo 205 de la compañía Jetairfly, que procedía  desde Bruselas al Aeropuerto Las Internacional de Las Américas. El incidente provocó los consabidos inconvenientes para la operación,  resultando ser una falsa alarma.

Probablemente, la primera falsa alarma de bomba  a bordo en una aeronave civil de República  Dominicana, se produjo a  mediado de la década de los sesenta. Se trató  de una falsa alarma hecha a la aeronave matricula  HI-42, un DC-4 operado por la Compañía Dominicana de Aviación. El incidente aconteció cuando la aeronave realizaba un vuelo de itinerario desde  el Aeropuerto Internacional  de Isla Verde de San Juan, Puerto Rico al Aeropuerto Internacional de  Las Américas  de Santo Domingo.

La tripulación de mando del DC-4, Capitán Williams Jate y el copiloto Eddy Francisco Tineo recibieron una llamada del Centro San Juan, informándole que alguien había llamado dando la información de que en el avión había una bomba. La llamada  se produjo cuando la aeronave volaba a pocas millas al Oeste de Borinquén, en la cercanía de la base militar Norteamericana Ramey.  Por su ubicación, el Capitán decidió  dirigir el avión a la referida  base de Fuerza Aérea de Estados Unidos.

En su primer contacto con la torre Ramay la tripulación informó la situación de emergencia, solicitando autorización para aterrizar. Pero, cuando el controlador le solicitó que  informaran  el tipo de emergencia,  el Capitán Jate  le respondió   que  se trataba   una amenaza de bomba a bordo. De inmediato el controlador le respondió de manera firme "GO AROUND", (váyase al aire, no aterrice), no puede aterrizar en este aeropuerto.  Entonces la tripulación del DC-4 cumplió las instrucciones y procedió a Isla Verde, San Juan, donde aterrizó,  sin novedad. 
  
La razón  de la negativa de Torre Ramy estaba justificada. Para entonces Ramey era una importantísima base aérea militar de la Fuerza Aérea de Los Estados Unidos, por tanto, no se podía correr el riesgo de que  aterrizara en esa base aérea una aeronave con amenaza de explosivos a bordo, por razones obvias.  

En la foto el HI-42 DC-4 de CDA, primera aeronave R.D. amenazada con bomba a bordo.

Foto cortesía de Flying History.com

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