El salto del Limón con el esplendor de su cortina verde y la blancura de su cascada; nada igual.
Conocí el Salto del Limón cuando llegar a este, desde la vertiente Sur de la península
de Samaná era una verdadera odisea. El trayecto se realizaba a pie o a caballo,
utilizando caminos tortuosos y escalando
empinadas lomas. Por esos caminos era difícil ver la luz del sol. La vegetación
era cerrada por arboles de distintas especies como jabillas, yagrumos, palmas y
bejuqueros de diferentes especies, entre otros.
No muy lejos del Salto del Limón, en un paraje
localizado en centro de la península
llamado "Las Lambederas", mi padre tenía una finca de
vacas. Una de las tereas más difíciles y tormentosa que se nos asignaba, era llevar las vacas a darle agua en sequía,
por los escabrosos de los caminos que había
que salvar, para llegar ir a los abrevaderos en las lagunas y luego regresar, después
de tener que corretear dos o tres "vacas mañosas"
para poder retornarla a "la cerca".
Salto del Limón, con los musgos que aprovechan la mancedumbre del chorrito de agua que estila.
El salto del Limón lo alimenta un
rio que nace en un paraje llamado "Arroyo
Chico" o "La Guazara",
al Oeste de paraje Rancho Español, por donde
el rio cruza la carretera que traza
desde "El Cruce del cuatro de Honduras" a Las Terrenas. El rio
aparece en un curso paralelo a la referida
carretera, a unos kilómetros al Sur de "El Limón",
sitio donde se comienzan a aglomerar los
guías turísticos con sus caballos, en los que transportan a los turistas por un
escabroso recorrido, para el que hay que
ser buen jinete para llegar a salvo a la cascada "Salto
del Limón", la que ahora está
al mínimo de agua.
A pesar de que la naturaleza es impredecible para la vida,
todos sabemos que la desforestación sumada a le emisión de gases que generan el
"efecto invernadero" vienen afectando al planeta. En el caso de
República Dominicana, el caso es dramático. Sin embargo, todavía estamos a
tiempo para frenar la desaparición definitiva del Salto del Limón. Para ello
debemos controlar la quema de bosques y la tumba de árboles para hacer carbón, actividad que
vienen acometiendo los productores de carbón vegetal, principalmente, haitianos a quienes se les
permite desforestar el país sin control , para luego cruzar con su cargamento de carbón por
la frontera. Si no lo saben, Haiti exporta carbon. Sin embargo, es poco lo que se hace para detener ambos fenómenos. Como se sabe, el Ministerio de Medio ambiente, solo se conoce por los trajes y corbatas que viste su titular.
Trazado de uno de los escabrozos caminos de antaño para llegar de la costa Sur de la peninsula de Samana, hasta el Salto del Limon y las playas virgenes de la costa del Limon donde nacio el pintor Theodore Chasseriau
Ver el Salto del Limón en las
condiciones que se observan, es simplemente, desesperanzador. Sin embargo, este pudiera
ser el punto de inflexión para que los lugareños y en general, los ciudadanos
y ciudadanas de buena voluntad de Samaná ,entiendan la magnitud del daño que se están auto infringiendo cada vez que
tumban un árbol. En Samaná no hay autoridades competentes. Sus legisladores, cuyo nombre no
quiero ni siquiera escribir, son infuncionales y pasado de moda,
no proponen ni han logrado nada para su
provincia, limitándose "solo a
buscar lo de ellos", olvidándose de la suerte de los que erroneamente votan por ellos.
"Sobre los guias turisticos, dueños de restaurantes y lugarenos, no
es nada más cobrar el dinero por llevar turistas al Salto del Limón, es también
protegerlo para que dure".