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28 de julio de 2019

El salto del Limón, Samana; muchos explotadores, pocos defensores

 El salto del Limón con  el esplendor de su cortina verde y la blancura de su  cascada; nada igual. 



Conocí el Salto del Limón cuando llegar a este, desde la vertiente Sur de la península de Samaná era una verdadera odisea. El trayecto se realizaba a pie o a caballo, utilizando  caminos tortuosos y escalando empinadas lomas. Por esos caminos era difícil ver la luz del sol. La vegetación era cerrada por arboles de distintas especies como jabillas, yagrumos, palmas y bejuqueros de diferentes especies, entre otros.  

No muy  lejos del Salto del Limón, en un paraje localizado  en centro de la península llamado "Las Lambederas", mi padre tenía una finca de vacas. Una de las tereas más difíciles y tormentosa que se nos asignaba, era llevar las vacas a darle agua  en sequía, por los escabrosos de los caminos  que había que salvar, para llegar ir a los abrevaderos en las lagunas y luego regresar, después de tener que corretear dos o tres "vacas mañosas" para poder  retornarla a "la cerca".



Salto del Limón, con los musgos que aprovechan la mancedumbre del chorrito de agua que estila.

El salto del Limón lo alimenta un rio que nace en un paraje llamado "Arroyo Chico" o "La Guazara", al Oeste de paraje  Rancho Español, por donde el rio  cruza la carretera que traza desde "El Cruce del cuatro de Honduras" a Las Terrenas. El rio aparece  en un curso paralelo a la referida carretera, a  unos kilómetros al Sur de "El Limón", sitio donde se comienzan a aglomerar los guías turísticos con sus caballos, en los  que transportan a los turistas por un escabroso recorrido, para el  que hay que ser buen jinete para llegar a salvo a la cascada  "Salto del Limón", la que ahora está al mínimo de agua.

A pesar de que la naturaleza es impredecible para la vida, todos sabemos que la desforestación sumada a le emisión de gases que generan el "efecto invernadero" vienen afectando al planeta.  En el caso de República Dominicana,  el caso es dramático. Sin embargo, todavía estamos a tiempo para frenar la desaparición definitiva del Salto del Limón. Para ello debemos controlar la quema de bosques y la tumba de árboles para hacer carbón, actividad que vienen acometiendo los productores de carbón vegetal,  principalmente, haitianos a quienes se les permite desforestar el país sin control , para luego  cruzar con su cargamento de carbón por la frontera. Si no lo saben, Haiti  exporta carbon. Sin embargo, es poco lo que se hace para detener ambos fenómenos. Como se sabe, el Ministerio de Medio ambiente, solo se conoce por los trajes y corbatas que viste su titular.


Trazado de uno de los escabrozos caminos de antaño para llegar de la costa Sur de la peninsula de Samana, hasta el Salto del Limon y las playas virgenes de la costa del Limon donde nacio el pintor Theodore Chasseriau  

Ver el Salto del Limón en las condiciones que se observan, es simplemente, desesperanzador. Sin embargo, este pudiera ser el punto de inflexión para que los lugareños y en general, los ciudadanos y ciudadanas  de buena voluntad de Samaná ,entiendan la magnitud del daño que se están auto infringiendo cada vez que tumban un árbol. En Samaná no hay autoridades competentes. Sus legisladores, cuyo nombre no quiero ni siquiera escribir, son infuncionales y pasado de moda, no proponen ni  han logrado nada para su provincia, limitándose "solo a buscar lo de ellos", olvidándose de la suerte de  los que erroneamente votan por ellos.

"Sobre los guias turisticos, dueños de restaurantes  y lugarenos, no es nada más cobrar el dinero por llevar turistas al Salto del Limón, es también protegerlo para que dure".


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