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5 de julio de 2016

Un largo vuelo con el Cardenal Nicolás de Js. López Rodríguez

Su Eminencia Reverendísima Nicolás de Jesús López Rodríguez 

A rededor de las seis de la tarde de un sábado de mediado de marzo del 2001, ya en el Aeropuerto Internacional de Las Américas, esperaba impaciente que se presentaran al mostrador de IBERIA los dos miembros de la delegación que viajaríamos a Ginebra Suiza, donde asistiríamos a la reunión anual de la Federación Internacional de Asociaciones de Controladores Aéreos, IFATCA, encuentro  que se celebraba en aquella ciudad aquel año. Además de un servidor la delegación la integraba Pascasio Toribio, mi hermano, Ángel Cueva G. T. Borramé entre otros distinguidos controladores y amigos de siempre.

Uno de los aspectos interesante de la reunión de ese año era que IFATCA iba a ser integrada como una organización miembro de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), acto que efectivamente se  celebró en la sede de Naciones Unida (ONU), con la presencia del Doctor Assad kotaite, Presidente Emérito del Consejo de la OACI, quien hacía poco había visitado a República Dominicana en gestiones relacionadas con el fallido Proyecto de Cooperación Técnica con el que la organización quiso resolver el problema de la “Categoría 3”  y Kofi Annan, Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas, ONU, galardonado con el Premio Nobel de la Paz en el 2001. 

Después de una espera incómoda por cierto, se presentó al mostrador de chequeo de IBERIA el último miembro de la delegación, amigo mío por cierto y a quien no voy a mencionar. El hombre fue chequeado con toda la amabilidad, mientras yo solo observaba, loco por dejarlo. Además del que llegó tarde, en el grupo iba un “niño” bastante grande por cierto, a quien su madre tuvo a bien encomendarme especialmente, debido a que nunca había estado tan lejos de la familia.  Como es normal, los tickets de vuelo eran clase económica y todos tenían un descuento importante. Poco después estábamos abordando el A-340-600 para el largo vuelo que nos llevaría primero a Madrid, donde haríamos escala para luego proseguir hasta el Aeropuerto Internacional de Ginebra Suiza.

Ya en el avión fui llamado por la jefa de cabina del vuelo, quien me comunicó que el comandante del vuelo me invitaba a la cabina para el despegue del A-340-600 a lo que accedí con gusto. El Capitán  se había enterado que a bordo había un grupo de controladores y parece, como es costumbre, quiso mostrar su amabilidad con quienes, siempre  les damos buenos servicios y mejores informaciones, aunque en algunas oportunidades les damos algunos malos momentos, con autorizaciones complicadas, ilógicas y  vectores radar “cuadrados”, que conllevan virajes cerrados.

Cuando entré a la moderna cabina del Airbus 340-600, una bienvenida, presentación e invitación a que me siente en el “Jump seat”, justo detrás del Comandante. De inmediato una agradable conversación del tema obligado, aviación. Pero seguido me preguntó qué cuanto éramos la delegación. Realmente éramos bastante, todos en clase económica. Algunos sentados en asientos por allá por donde le dicen 56 K+, “más atrás de la cola del Airbus”. Pero entonces las condiciones de vuelo para la delegación cambiaron dramáticamente. El Capitán llamó a la Jefa de Cabina y le ordenó un “up grading” al grupo, entonces toda la delegación fueron movidos a “primera clase”.

Rápidamente, “push back al avión” cuatro motores encendido y rodando a la pista 17. Poco después el A-320-600 despegaba con toda normalidad y apuntaba rumbo Nordeste, buscando las coordenadas geográficas 40N/60W de su plan de vuelo Las Américas, Santo Domingo, Barajas, Madrid. Después de un buen rato conversando con la tripulación de mando, la jefa de cabina del vuelo entró a la cabina de mando y me preguntó que si apetecía algún aperitivo, bueno, pues no tuve de otra que decirle que sí y me dirigí a mi asiento, ahora en primera donde hay mejor trato.

Cabina de Primera Clase A-340-600 IBERIA

Pero cuando salí de la cabina para dirigirme hacia mi asiento, note que en el primer asiento del pasillo izquierdo de “gran clase”, en ese tiempo, me encontré con la mirada de su Eminencia Reverendísima Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez, quien iba en el asiento de la ventana. Parece que como yo no tenía atuendo de tripulante le extrañó verme salir de la cabina de vuelo del avión.  Ya que cruzamos miradas procedí a saludarle con la formalidad que corresponde, además de   presentarme ante él y diciéndole quien era y quienes me acompañaban y que íbamos a Ginebra, Suiza a una conferencia internacional a lo que el Cardenal respondió con gesto de agrado ¡Oh… que interesante !!. Entonces seguí a mi nuevo asiento ahora en primera clase.

Cuando llegué noté que los miembros de delegación disfrutaban del servicio de comida de primera clase y solicitaban bebidas “a la carta” invitados por el Capitán. Algunos cruzaron la barrera del vino y a pesar de la hora se “enredaron” con un escoces famoso por su caminar.  En cuestión de unas cuantas horas, el sol salía y después del sueños improvisado en los grandes asientos el A-340-600 se aproximaba a la costa de Portugal y finalmente entraba al espacio aéreo español y luego  Barajas.

En Barajas, saliendo del avión me despedí del Cardenal cuando salia del avión quien prosiguió su viaje rumbo al Vaticano, un pequeño “Estado Traspasado”, pero importantísimo por su transcendencia global, del cual Su Eminencia Reverendísima, como todo Cardenal, le corresponde la ciudadanía. Mientras tanto, nosotros seguimos rumbo  al Aeropuerto Internacional de Ginebra, donde fuimos recibidos por el Comité de Bienvenida, integrándonos de inmediato a las actividades del evento y a visitar algunos lugares importante de una ciudad que alberga las sedes principales de las organizaciones internacionales más importantes del planeta.  

El Papa Francisco acaba de designar un nuevo Arzobispo de la Archidiócesis de Santo Domingo, ciudad Primada de América, por supuesto, luego de aceptar la renuncia del Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez.  Se trata del Obispo Francisco Ozoria Acosta. Hasta ahora el Obispo Francisco Ozoria se desempeña como Obispo de San Pedro de Macorix, cargo que cumple desde hace tiempo con una gran vocación de humildad y desarrollando una gran labor pastoral, dando acogida a los pobres y siendo solidario con la inmigración ordenada.  Mientras tanto López Rodríguez sigue siendo Cardenal mientras Dios tenga a bien darle el Don de la vida, después de haber agotado un dilatado período como el Arzobispo de la ciudad de Santo Domingo de Guzmán, Ciudad Primada de América.




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