A propósito de la celebración mañana,
20 de octubre, del día internacional de controlador aéreo, ha venido a mi mente, que no han sido dos ni tres, sino muchos los jóvenes que me han abordado, mostrándome su interés de convertirse en controladores de tránsito aéreo. Me hablan de lo interesante de la profesión, pero además, me refieren que los controladores “ganan mucho” lo que, desafortunadamente, no ha sido ni lo es realmente. Ademas les he dicho que lo que se ha logrado hasta ahora, ha sido a través de la lucha y el sacrificio de muchos controladores, tanto de ayer como de hoy. Les expreso que me alegra el interés que ha
despertado un quehacer hasta hace poco casi desconocido en el país, pero que de repente, se proyecta como una profesión
en la que muchos jóvenes aspiran formarse, sin conocer a
ciencia cierta, el “berenjenal” que les espera.
Sin embargo, cuando eso sucede
siempre doy a esos jóvenes algunos “tips”
sobre la profesión y sus recovecos. Entre ellos le hablo de la personalidad de
un verdadero controlador, sus responsabilidades y, por supuesto, las consecuencias envueltas en un quehacer, donde un error puede costar muchas vidas, la perdida
de muchos bienes materiales y echar a perder todo un sistema, arruinando toda
la ilusión que se pueda tener en un momento dado, cuando se deseó ingresar este quehacer considerado
por los organismos internacionales, como
una de las actividades más difíciles a realizar por hombre o mujer.
Le he dicho, además, que no es cierto
que se debe ser un “genio” para
entender, dirigir y coordinar el movimiento de los aviones en tierra y en el aire, pero que se debe tener mente hábil, pero sobre todo, una gran resistencia al omnipresente estrés que se genera en
el ambiente de los controladores. En
consecuencia le dijo, que para que no haya decisiones que puedan causar problemas futuros, se debe tener especial cuidado cuando se autorice el ingreso de una persona a la
carrera, no vaya a ser “que la sal salga más cara que el chivo”. Por ello, un
buen proceso de evaluación inicial es
sencillamente crucial para obtener un buen producto, debiendo este proceso
estar totalmente, desprovisto de elementos personales o de cualquier otro tipo
que afecte el criterio del evaluador a cargo, evitando así dar curso a la producción de controladores que solo actúan como tales, cuando existen pocos aviones en el cielo.
Le manifesté a varios de ellos que la personalidad del controlador debe incluir una serie de factores que le permitan
permanecer en la profesión haciendo el trabajo, sin producir situaciones indeseables ni para él
ni para el sistema, pero también le dije que controlador nunca se olvida un
incidente que le haya ocurrido, por más insignificante que este haya sido. Sobre eso le dije también que la vida útil de un controlador
prácticamente, termina como consecuencias de la ocurrencia de un
incidente grave o de un accidente en el
cual éste sepa que tiene algún tipo de
responsabilidad, aunque lo oculte.
Le dije a muchos que un controlador verdadero
no es totalmente confiado, siempre
mantiene dudas razonables sobre lo que se le informa, por lo que casi siempre confirma y re-confirma.Un controlador es una
persona “chiva”. Un controlador siempre está listo para hacer frente a problema
de cualquier tipo y “hace de tripa corazón”, e incluso lo arriesga todo, siempre en beneficio de la protección de la
vida humana, el bien más valioso que Dios entregó al hombre. Si no se es así posiblemente, no se
sea un verdadero controlador.
Le dije a varios de ellos, que el
ambiente laborar de los controladores debe estar provisto de las condiciones técnicas
y socioeconómicas que permitan al
controlador desarrollar su actividad, evitando los consabidos conflictos y riesgos que puedan afectar la seguridad operacional
de la aviación. Finalmente dije a muchos de ellos, que los problemas socio-familiares
deben dejarse “enganchao en un clavo”
antes de entrar a la dependencias operacionales,
de forma que estos no ingresen a las
torres, los centros y cualquier otro sitio donde se bregue con el movimiento de aeronaves, en tierra o en el aire.
Un abrezo a todos los controladores.
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