Prisioneros del régimen de Trujillo 1959; De izquierda a derecha, Haroldo Sención, Víctor Gómez L., Salvador García Alecón, Francisco Blanco. Foto:El Complot Desvelado.
A propósito del mes junio, el
próximo día 14 se cumplen 56 años de la invasión del Constanza, Maimón
y Estero Hondo, ocasión en la que dominicanos, apoyado por expedicionarios
extranjeros, llegaron al país para combatir la tiranía de trujillista. En ese
sentido he estado “cavilando” sobre el grupo de técnicos pertenecientes al entorno aeronáutico que se comprometieron militantemente, con la lucha contra la dictadura,
arriesgándolo todo.
En ese contexto, tuve la
agradable experiencia de sostener interesante conversación con una capitán de
aviación, de esos héroes anónimos que andan por ahí tranquilamente, sin exponer su nivel de compromiso con el país, pero de
esos que tuvieron la valentía de participar en riesgosas actividades en contra el régimen del
“perínclito de San Cristóbal”, cuando realizar esas tareas era asunto para
hombres y mujeres de valor espartano.
Durante la conversación, hablamos
del viacrucis de su encarcelamiento en aquellos días, y su
periplo por la cárcel de La 40, donde
tuvo la oportunidad de conocer a los muchachos que laboraban en la entonces
Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), apresados el 17 de junio, tanto
en sus hogares, como en los lugares donde laboraban.
En ese mismo tenor, hace algunos
días publiqué algunos datos extraídos del libro El Complot Desvelado del Doctor
Rafael Valera Benítez. En esos datos me referí a uno de esos héroes que se enrolaron en el Movimiento Revolucionario 14 de Junio, quien padeció
lo rigores del encarcelamiento, tanto en la “La 40” y la Isla Beata, pero que
después de la caída del régimen de Trujillo, ocupó el cargo de Director General de la
entonces Dirección General de Aeronáutica Civil, (DGAC), durante el
efímero gobierno del Profesor Juan Bosch
en el año 1963. Me refiero a Juan Moliné Pichardo, o Juanchy, como le
gustaba lo llamaran.
Ademas de Juanchy Moliné Pichardo, existieron otros hombres, tanto de la entonces DGAC, como la Compañía
Dominicana de Aviación (CDA) que
expusieron sus vidas participando en actividades contra el régimen. Uno de esos hombres fue el Capitán Manolo Lamarche Salas, a quien tocó la riesgosa labor
de colaborar con misiones de enlace del 1J4 con el exilio, y en particular, con el Movimiento de
Liberación Dominicana en Puerto Rico y
Venezuela, cuando esas dos naciones dieron albergue al exilio dominicanos.
Para desarrollar su labor contra
el régimen trujillista, Manolo Lamarche aprovechó las ventajas que le daban su calidad de empleado de la CDA en Puerto Plata y sus actividades de
estudiante para convertirse en piloto de aviación, por lo que podía trasladarse con cierta
frecuencia a Puerto Rico, a pesar de los problemas que ya comenzaban a vislumbrarse
entre Trujillo y Don Luis Muñoz Marín.
Lo mismo aconteció con un grupo
de controladores de tránsito aéreo, quienes se vincularon al 1J4, quienes fueron
a parar a las ergástulas de La 40, siendo varios de ellos enviados a la Isla Beata, lugar cuyo nivel de
seguridad era comparable con la prisión
de la Isla de Alcatraz, ubicada en la Bahía
de San Francisco, California, USA, debido a su nivel de seguridad, que imposibilitaba
planes de escape, debido a la violencia del oleaje del Mar Caribe en la Zona.
Regresando al ámbito de la DGAC, entre
el personal de control de tránsito aéreo comprometidos con el Movimiento Revolucionario
1J4 y apresados estuvieron Víctor Gómez
Lora, quien, igual que Moline Pichardo, también ocupó el cargo de Director de la DGAC a mediado de la década de
los años sesenta. Otro de los apresados
fue Haroldo Sencion Rodríguez, quien ocupó el cargo de Regulaciones Aeronáutica,
Ángel Salvador García Alecon, quien ocupó
el cargo de Subdirector General de la DGAC, sirviendo, además, altos cargos en la CDA, Francisco Blanco, Supervisor de Tránsito Aéreo, Carlos Batista, Instructor.
Como me lo relató uno de esos
controladores presos cuando Trujillo, quien me distinguió con su sincera y exquisita
amistad, el nivel de ensañamiento contra ellos, fue especialmente fuerte. Se trataba de que conocían
lo del vuelo de la aeronave Curtis Wright CW-46 de Cieneguilla, del Oriente de
Cuba a Constanza, trayendo el contingente que penetro por esa ciudad . En una ocasión, esa persona me mostró algunas
marcas indelebles causadas por los instrumentos utilizados en las torturas, que aún permanecían en su cuerpo . La secuelas de las tortura fueron
tales, que uno de esos controladores,
conocido como “Charlie Bravo” mantuvo un
delirio de persecución, que quienes le conocimos, a finales de la década de los setentas, pudimos comprobar que aún ´portaba
un madero”para defenderse del enemigo”. Otros de ellos sufre una
enfermedad que, en apariencia, debe ser el fruto de las circunstancias padecidas
en La 40.
Realmente fueron muchas las
personas, inmersas en el quehacer
aeronáutico, de esas que usted
posiblemente conoces, que participaron,
activamente en actividades, no solo
contra la tiranía trujillistas, sino
que llevaron su vocación revolucionaria
más allá, participando en los eventos de la Revolución de Abril del año 1965,
donde tuvieron participaciones heroicas de la que usted se asombrará cuando,
por esta vía, realice algunos relatos
El libro El Complot Develado del
Doctor Valera Benítez es un documento histórico, de un valor incalculable para la memoria
histórica de República Dominicana. Ojalá
todos puedan leerlo para que realicen un interesante paseo por aquellos años de una dictadura que el país no debe repetir jamás.
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