Foto: Periódico Hoy
En el ambiente aeronáutico existen anuncios capaces de afectar el temple de cualquiera, por “guapo” que sea. La razón
es sencilla, estos anuncios encierran
situaciones de peligro extremo, siendo sus posibles consecuencias, eventos intensos que pudieran afectar las operaciones de las aeronaves, de los
aeropuertos y a veces, la vida de muchos. En numerosos casos, estos anuncios pueden ser el
preámbulo de severos desenlaces, como ha sucedido en muchos sitios del planeta. Dos de estos anuncios
son los de “bomba a bordo” y “esto es un secuestro”, es decir alarma de bomba a bordo y el de secuestro.
Por el momento, República Dominicana puede sentirse dichosa porque, hasta
la fecha, todos los anuncios de bomba a
bordo producido en nuestro sistema, han sido falsos y en el caso de los
secuestros, aunque hemos sufrido varios, sus desenlaces no han involucrado violencia
extrema, causales de situaciones que hayan llevado a pérdidas de vida o de
aeronaves. En el caso de secuestros aéreos,
recordamos que el ciudadano dominicano Redames Méndez Vargas, quien murió hace poco, produjo el secuestro de un vuelo de
Aerovías Quisqueyana, que terminó cuando del Capitán del vuelo, Capitán Chaguito
Echavarría, aterrizó la aeronave en Cabo
Rojo, haciendo creer Méndez Vargas que habían llegado a La Habana Cuba.
Además, Méndez Vargas secuestró
la embajada de Venezuela, cuando en ella
se encontraba la agregada cultural de la Embajada de los Estados Unidos
de Norteamérica, Bárbara Hutchinson, secuestro que “fue a parar” al Hangar de la
CDA del Aeropuerto de Las Américas, cuando las Don Rafael Herrera, Director del
Listín Diario, llegó al hangar de la CDA, con los secuestradores, fruto de una negociación en la que se acordó enviar
a los secuestradores a Ciudad Panamá. En
la oportunidad, una de las aeronaves de la CDA, el HI-212, comandada por el Capitán Eddy
Francisco Tineo Almonte, trasladó a Méndez Vargas y sus compañeros fuera del país.
En referencia a las alarmas de
bomba a bordo, estos eventos han sido más
recurrente, debido a la frecuencia con que personas sin escrúpulos, se le ocurre “agarrar”
un teléfono y llamar al aeropuerto para despacharse, anunciando la existencia de una bomba a bordo
de un avión. El último caso de alarma de
bomba a bordo, aconteció a un vuelo de Jet Fly que había originado en Bruselas, Bélgica , siendo su
destino fue el Aeropuerto Internacional de Las Américas, donde se comprobó que
era una falsa alarma.
En el caso de secuestros en los aeropuertos del país, aunque
no lo recuerden, si hemos tenido la mala experiencia de un secuestro en el
Aeropuerto Internacional de Las Américas. El grave incidente aconteció a
finales del mes de agosto del año 1978, poco tiempo después de la
toma de posesión del Presidente Don Antonio Guzmán Fernández, cuando el Sargento
Ramos del Ejercido Nacional, de puesto en
el aeropuerto, produjo un secuestró, a punta de pistola, la estación telefónica de CODETEL tomando como
rehén a Doña Gracitin, encargada de la estación telefónica.
A las diez de la mañana de aquel día,
las operaciones del Aeropuerto Las Américas transcurrían de manera normal. En un momento dado, un pasajero frecuente
de CDA, de nacionalidad cubana que viajaría en el vuelo DOA-302 a Miami, se “antojó”
de ir a la oficina de CODETEL a realizar una llamada, pero cuando intentó abrir
la puerta de la oficina, estaba cerrada con llave, pero cuando miró por el
cristal, pudo observar que un militar,
pistola en mano, apuntaba a Gracitin. Con mucho cuidado, Fernández se dirigió a la oficina de la Compañía Dominicana de Aviación, dando la voz de alarma
al Supervisor de Tráfico que a la vez
llamó a la policía.
De ese momento en adelante las
cosas se extremaron y como por arte de
magia, apareció una gran cantidad de guardias y policías con la intención de hacer frente al problema. El problema fue que el hombre estaba “armao” y dispuesto a
todo, y aunque el contingente militar y policial estaba dispuesto a todo, escaseaba
un “guapo” para enfrentar un hombre decidido a hacer “lo que sea” para
reinstalar al Doctor Balaguer en la “silla de alfileres” después de algunos días fuera de ella.
El tiempo corría y nada, el
sargento Ramos seguía atrincherado, pistola en mano, con su rehén, mientras la corresponsalía
del aeropuerto despachaba sus notas de prensa, que se transmitían en los avances
de “Noti Tiempo” de Radio Comercial. De repente se pudo notar que un militar
apellido Bengoa, de contextura fuerte, respaldado
por un grupo de guardias, “agachaos” detrás de él, se dirigió, sigilosamente, a la puerta de la
oficina secuestrada.
Ya en la puerta, introdujeron la llave que habían recogido
en la Administración del AILA en el
cerrojo, abrieron la puerta y se abalanzaron,
con todo y puerta, sobre el sargento Ramos, derribándolo al piso y sometiéndolo,
mientras tanto, se producía el estruendo de un disparo de arma
de fuego que hizo que muchos se “jondearan” al piso. En la oficina del CODETEL
solo quedo una bala de arma de fuego y un zapado el Sargento Ramos en el piso.
El secuestro había terminado sin pérdida
de vida humana, con un gran susto de Dona Gracitin y de muchas personas que allí se encontraban ese día. Pero, poco después el país se enteraba de
la muerte del sargento Ramos, presumiblemente debido a suicidio por ahorcamiento en una
celda de la cárcel pública de San Cristóbal, precinto a donde fue conducido la tarde del día
del secuestro.
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