Foto El Aviador
Durante el día de hoy 31 de marzo del 2015, la Federación Internacional
de Asociaciones de Pilotos de Líneas Aéreas (IFALPA, por sus siglas en ingles) ha publicado un documento en el que condena y deplora la filtración de la conversación
de la grabación de voz de cabina, CVR, del vuelo 4U-9525 de Germanwing que se estrelló en los
Alpes franceses el pasado 24 de marzo. En ese oportuno
comunicado, IFALPA se refiere a la contradicción de esta filtración con los
principios elementales de un proceso de investigación de accidente de aviación,
conforme al Anexo 13 de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).
En una publicación de hace
algunos días ya me había referido a la precipitación
del inspector francés, Bruce Robín, quien en base la interpretación de
la audición de la reproducción del CVR del vuelo en cuestión, lanzó una hipótesis
en la que sugiere la culpabilidad del
joven copiloto Andreas Lubitz, lo que ha dado base a muchas especulaciones y colocado la investigación en una difícil situación, llevando al mundo la idea sobre la culpabilidad no confirmada,
del copiloto del vuelo. En una investigación de un accidente de aviación,
lo procedente, como correctamente lo
destaca IFALPA, es la recolección de
datos, de forma que el
proceso de investigación esté revestido de objetividad, conforme al proceso
previsto por la OACI. De esa forma se hubiera evitado la contaminación del proceso, por la introducción de la investigación
de carácter jurídico precipitada de los franceses.
Lo peor es que ahora comienzan a surgir relatos inéditos sobre historias de pilotos en las que
sugieren que, en un momento dado, tuvieron intenciones de derribar sus vuelos, lo que es absurdo. Específicamente,
de acuerdo a uno de esos relatos aparecido en el diario británico DailyMail , Robert Brown, capitán retirado de la prestigiosa aerolínea inglesa Bristish Airways, relata sus
supuestas e improbables intenciones de estrellar un B-747 en el año 2010, lo
que no sucedió pero que pudiera dar curso a otros procesos.
Está totalmente comprobado que profesionales de la aviación, a nivel
mundial, tienen un alto grado de
responsabilidad profesional. Esta realidad está comprobada día a días, mediante
la operación de miles de vuelos seguros que salen y aterrizan en sus destinos,
haciendo de la aviación un bien de la humanidad que une a los pueblos transportando personas, bienes y cultura.
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