Un tripulante en la cabina de mando
A propósito del accidente del A320 de Germanwing, una vez más se pone en evidencia el factor humano como
primer sospecho del terrible evento. A pesar que las investigaciones apenas comienzan, y que solo ha sido recuperada una
de las “cajas negras”, el grabador de voz de cabina, el fiscal francés Brice
Robín ha emitido una impactante hipótesis que ha conmocionado el mundo. De acuerdo a Robín, el copiloto Andrea Lubitz podría haber estrellado el A320 de manera intencional, luego de haberse quedado solo en
la cabina de mando, cuando el capitán salió de la cabina en momentos que la aeronave se encontraba a la altitud de crucero.
Lo que me llama la atención es
la rapidez con la que el fiscal francés emitió su hipótesis sobre la
posible causa del evento, cuando faltan
elementos importantes para completar el rompecabezas que pudiera brindar una hipótesis
basada en más elementos, incluyendo el
grabador de vuelos (flight recorder), dispositivo que no se ha recuperado o parece haberse
desintegrado con el impacto. Sin
descartar la hipótesis del investigador de la fiscalía francesa, me hubiera
gustado escuchar el análisis de los investigadores de la aeronáutica
francesa, de quienes no he oído mucho en este caso.
A pesar de la conmovedora hipótesis de Robín sobre la
posible causas del accidente de Germanwind, en la que propone que el copiloto habría activado
el “descenso”, lo importante seria saber
¿Bajo qué condiciones lo hizo, si es que lo hizo? o ¿Qué realmente provocó que el copiloto al mando, no respondiera al
llamado del capitán, ni abriera la puerta de la cabina de mando?. La hipótesis
francesa toma como importante el hecho de que el copiloto Lubitz
respiraba normalmente, por lo que asume
que éste estaba en control de sus
actos ¿Es totalmente comprobable esto?.
De ser confirmada la hipótesis
de la fiscalía francesa, no sería la primera ocasión en que un tripulante derriba
o trata de derribar una aeronave actuando desde la cabina de mando. El día 7 de
abril del 1994, la cabina de mando de un DC-10-30 de carga Federal Express fue el escenario de un rudo combate entre los tres tripulantes de mando y Aurbum Calloway un ingeniero de vuelo de la
empresa que abordó el avión en Memphis Tennessee, como tripulante
extra.
Poco después del despegue Calloway atacó a los tripulantes con un martillo y un arpón, hiriéndolos severamente. Después de una lucha titánica,
la tripulación logró someter al suicida.
Con heridas graves, la tripulación del DC-10
logró aterrizar el avión en Memphis. Calloway fue condenado a dos
cadenas perpetuas. El objetivo de Calloway era que su esposa cobrara un seguro por valor de 2.5 millones de dolares que le tocaría en caso de
morir en un accidente de aviación. Calloway estaba bajo investigación por parte de la empresa Federal Express por el supuesto abultamiento de las horas de vuelo en record profesional.
Apena, cinco años después, el 31 de octubre del 1999, algo parecido sucedió con el vuelo EgyptAir 990, un B-767 que despegó desde Nueva York rumbo al Cairo. La aeronave cayó al Océano Atlántico al Nordeste de Nueva York, matando sus
203 pasajeros más 15 tripulantes, luego que su copiloto,
Gameel Al- Batouti, aparentemente,
aprovechó la ausencia del capitán
de la cabina de mando, para provocar un
violento descenso que terminó
estrellando el avión con el Océano Atlántico. A pesar de esta hipótesis, sobre este accidente del vuelo 990 de EgyptAir, aún quedan pendientes
muchas preguntas a las que no se ha dado repuestas definitivas.
Ojalá que las dudas no envuelvan el futuro del nombre del joven copiloto Andrea Lubitz.
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