Parte de los trabajadores de PAWA Dominicana frente al Ministerio de Trabajo de R. Dominicana, donde buscan respuesta oficial a sus reclamos laborales. Ojalá alguien le escuche en ese ministerio.
Como es conocido, el día 26 de
enero el año en curso, en plena
temporada alta, la aerolínea PAWA
Dominicana fue suspendida por la Junta
de Aviación Civil (JAC) de República Dominicana, por un periodo de tres meses. La orden de suspensión
se impartió mediante la emisión de la Resolución No.12 del 2018, conforme a la Ley 491-06 modificada por la
nueva Ley de Aviación Civil No. 67, 2013, dejando
a miles de dominicanos y extranjeros "varados"
en los aeropuertos dominicanos, en el territorio de Estados Unidos, así como en las islas del Caribe y a sus 480 empleados en la incertidumbre, convirtiendo el
evento en uno de los mayores inconvenientes de la aviación civil de República en más de dos décadas.
De acuerdo la JAC, la suspensión
de PAWA se debió a la inviabilidad financiera
de la empresa para cumplir con los pagos
de tasas y servicios aeroportuarios y aeronáuticos, y aunque fue incluido después,
afectación a la seguridad operacional de su flota, consistente en siete aeronaves Douglas
McDonald, MD-80 y MD-83 de las cuales solo dos estaban operacionales al momento
del cierre.
Un Dougla McDonald de PAWA Dominicana en el tramo final para aterrizar en uno se sus destinos en el Caribe.
Hoy, martes 13, a 18 días del cierre de PAWA Dominicana, la prensa
amanece con informaciones y fotos de los técnicos y trabajadores de PAWA Dominicana frente al
Ministerio de Trabajo. Allí todos unidos reclaman que la empresa proceda con sus liquidaciones, debido a que, en
apariencia, no se están horrando sus
pagos de sus salarios, convirtiendo esta situación en una de las realidades más
amargas de un proceso en el que solo se habla de las deudas
a los prestadores de servicios aeroportuarios, las tasas y derechos aeronáuticos, los
impuestos a la DGII y en el que nadie habla de estos dominicanos.
Mientras tanto, los ejecutivos de la empresa se
marcharon al extranjero, a pesar de ciertos impedimentos de salidas,
levantados todos con diligencia. Por lo
tanto, parece que, por el momento, a los trabajadores de PAWA le dará bastante
problema encontrar a alguien que se encargue del problema y les responda por sus salarios y contratos de trabajo. Todo en función de que en el país, no creo haya un ejecutivo
con capacidad gerencial para decidir en
ese sentido o un estamento gubernamental que lo asuma.
De todos modos,
vaya mi solidaridad y respeto a
todos estos hombres y mujeres que hicieron su trabajo, demostrando que los dominicanos tenemos capacidad para hacer el trabajo, mientras un pobre monitoreo por parte
de quienes debieron hacerlo, dio al
traste con un proyecto en el que depositamos nuestra fe y esperanza aeronáutica
y que a la corta, ha resultado en una nueva frustración para quienes añoramos una aviación dominicana
robusta, por la que hemos luchado a
costa de nuestra propia serte. Como he dicho, creo que en el caso de PAWA había otras
soluciones más favorables para nuestro desarrollo aeronautico.
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