Parece que fue ayer, pero ya han transcurrido 16 desde aquel fatídico 11 de septiembre del 2001. El día amaneció como cualquier día en el Centro de Control de Vuelo del Aeropuerto Intencional de Las Américas Dr. José Francisco Pena Gómez. Esa mañana había llegado temprano al Centro de Control del Aeropuerto Internacional de Las Américas a cumplir con mi turno “A” que concluiría a las 1:30 p.m., 17:30 UTC. Aquella mañana las labores en el Centro de Control del Aeropuerto Internacional de Las Américas transcurrían con toda normalidad. Hasta ahora resulta difícil adivinar o prever lo que va a ocurrir en el instante que viene con el próximo segundo.
A las 8 a.m. el
aeropuerto Las Américas se mantenía
tranquilo aquella mañana, con muy poca
actividad de aviones. A esa hora, a diferencia de años anteriores, cuando el
movimiento de salida era más activo, para el 2001 no era lo mismo. A esas
horas, las salidas se limitaban a un vuelo a Miami y otros vuelos a San Juan, Puerto
Rico y algunos de carga. Para la época la Categoría 3, “sin asterisco” se mantenía fuerte,
limitando de manera sustancial a la actividad Aeronáutica mañanera del AILA con
la ausencia de los muchos vuelos de carga de despegaban en todas direcciones.
Esa mañana, poco después de las 8:35
a.m. aproximadamente, despegaba un vuelo de American Airlines con destino a Miami, Florida y otro vuelo de
American Eagle rumbo a San Juan Puerto Rico. A parte
de eso despegue, solo teníamos un par de aviones sobrevolando el área Oeste del espacio aéreo, rumbo a Sudamérica.
Vieja terminal del Aeropuerto Intencional Las Américas donde se alojaba el Centro de Control en el año 2001. Era la época cuando se produjo el ataque terrorista de 9/11
A esas horas todos estábamos relajados sin mucho
trabajo y nos la pasábamos conversando, esperando las horas picos después de las
11;00 a.m. Sin embargo, a las 9:30 a.m., algo más, algo menos, mi colega Juan Julián Duran, me llamó para
informarme que alguien me llamaba al teléfono directo del centro de control. Bueno,
cuando tome la llamada, se trataba de una amiga de nacionalidad italiana que trataba de comunicarse conmigo, muy nerviosa por cierto, para informarme de la situación que había
desencadenado en Nueva York. De acuerdo
a lo que me comunicó, “una pequeña
avioneta, aparentemente un C-310, se
acababa de estrellar contra una de las torres de World Trade Center y que estaban transmitiendo el accidente en vivo por CNN. De un brinco caímos todos en
el salón de descanso y encendimos el televisor. Entonces nos quedamos perplejos antes la
situación grave a la vista. Efectivamente, vimos un edificio envuelto en humo y llamas y de inmediato
le dije a Duran, “esto es un gran problema”.
Regresé al Centro de Control de inmediato y tratamos de comunicarnos
con el Supervisor de Centro de Control de Miami, Florida, quien, a pesar
de tener cierto conocimiento del evento, igual que nosotros, no sabía bajo qué circunstancias
se había producido la grave situación. Después de todo, un avión podía haber impactado por error, con una de las torres. En fin, ya había pasado con el rascacielos
Empire States en ocasión, y en algunas
situaciones, se habían comentado en nuestro ambiente de controladores, acercamientos por error de
aviones civiles a esos edificios. A esa hora nadie había calificado el evento.
Después de un tiempo, mientras tratábamos de
“sacarle algo a Miami”, me llamaron del salón de descanso para informarme que un
segundo avión había impactado la otra torre del Word Trade Center, lo que había sido transmitido en vivo por CNN, cuando aún nadie había dicho nada sobre primer impacto. Sin embargo, ya estaba claro que el asunto no se trataba de un mero accidente.
Poco después
de este segundo impacto, los controladores del Centro de Control de Miami nos llamaron para informar que se había tomado la decisión de aterrizar
todos los aviones que estuvieran volando e el espacio aéreo de EE.UU., e instruyeron para que no permitiéramos
el ingreso de ningún
avión al espacio aéreo Norteamericano, decisión y coordinación que cumplimos
de manera inmediata, colaborando para ayudar en la situación. Por consiguiente, el vuelo que había
despegado de Santo Domingo fue redireccionado a las Américas. La sabia decisión de aterrizar todos los aviones volando sobre EE.UU. había sido tomada por la gerencia del Servicio de Control de Estados Unidos, no por los militares.
Por lo general, cuando un avión es secuestrado, lo primero que hace es dejaR de comunicarse y con el control y apaga el transpondedor, para no ser detectado por los radares secundarios. Sin embargo, los controladores de Boston siguieron el movimiento de los aviones secuestrados siguiendo los ecos de los radares primarios del sistema, dándose cuenta de que los aviones secuestrados se desplazaban en rumbos no concordantes con sus rutas de sus planes de vuelos, dirigiendose al área de Nueva York y de Washington D.C., . Lo que jamás se imaginarían eran los verdaderos propósitos de esas desviaciones. En el caso del vuelo despagado de Santo Domingo y que volaba rumbo a Miami, operaciones de American tomó la desición de mandarlo a Nassau. En el caso de American Eagle, se le comunicó que retornara a Santo Domingo, pero, pero los controladores de San Juan le permitieron aterrizar en el Aeropuerto Rafael Hernández de Borinquén, Puerto Rico debido a que ya estaba cruzando el limite Este. Lo ocurrido de ahí en adelante, todo lo conocen. Sin embargo este fue el pequeño infierno que vivimos ese día a 1,300 millas al Sur de donde ocurrían los eventos del 911.
Por lo general, cuando un avión es secuestrado, lo primero que hace es dejaR de comunicarse y con el control y apaga el transpondedor, para no ser detectado por los radares secundarios. Sin embargo, los controladores de Boston siguieron el movimiento de los aviones secuestrados siguiendo los ecos de los radares primarios del sistema, dándose cuenta de que los aviones secuestrados se desplazaban en rumbos no concordantes con sus rutas de sus planes de vuelos, dirigiendose al área de Nueva York y de Washington D.C., . Lo que jamás se imaginarían eran los verdaderos propósitos de esas desviaciones. En el caso del vuelo despagado de Santo Domingo y que volaba rumbo a Miami, operaciones de American tomó la desición de mandarlo a Nassau. En el caso de American Eagle, se le comunicó que retornara a Santo Domingo, pero, pero los controladores de San Juan le permitieron aterrizar en el Aeropuerto Rafael Hernández de Borinquén, Puerto Rico debido a que ya estaba cruzando el limite Este. Lo ocurrido de ahí en adelante, todo lo conocen. Sin embargo este fue el pequeño infierno que vivimos ese día a 1,300 millas al Sur de donde ocurrían los eventos del 911.
Septiembre 11 del 2011, transformó el mundo para siglos, convirtiéndolo
en un espacio más peligroso y riesgoso
para las gentes, debido a un terrorismo que ha cruzado las fronteras infranqueables,
llegando, desafortunadamente, a la realidad de cualquier sociedad, no importa que tan protegida o
segura que se sienta. Sin embargo, como
siempre, en medio de aquella fatídica mañana del 11 de septiembre del 2011,
hace ya 16 años, los controladores de tránsito aéreo de los Estados Unidos,
hicieron su trabajo, protegiendo la integridad de esa gran nación como buenos
controladores y buenos ciudadanos que son. Mientras tanto, nosotros, los controladores de tránsito
aéreo de República Dominicana durante los
eventos de aquel terrible 11 de septiembre también cumplimos con nuestra parte.
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