Imagen del Concorde F-BTSC tomada justo cuando despegaba de Aeropuerto Internacional Charles de Gaulle durante el despegue de su ultimo vuelo.
Hoy lunes 25 de julio
se cumplen 16 años del primer y único accidente de uno de los aviones más
famosos jamás construidos, el Concorde. El
accidente ocurrió a las 4:44 p.m. pocos minutos después del despegue del vuelo
AF4950 de Air France, desde el Aeropuerto Internacional Charles de Goulle de
Paris, para completar una “operación chárter” que le llevaría hasta el
Aeropuerto Kennedy de Nueva York. El Concorde se estrelló contra el hotel Les
Relais Bleus de la población de Gonesse, cuando la tripulación trataba de alcanzar el cercano Aeropuerto de Le Bourget. El accidente causó la muerte a 113 personas,
incluyendo pasajeros, tripulación, además de cuatro personas en tierra.
Con la ocurrencia del
accidente, el Concorde cerró un prolongado período de operaciones aparentemente
“impecables”, durante un período que abarcó algo más de dos décadas, desde el
inicio sus operaciones comerciales, desde mediado de los años setenta hasta el
2003, y que el accidente se encargo de demostrar que aparentemente no era tan cierto. Muchos conocen los detalles y han
visto las imágenes del accidente del Concorde, uno de los accidente más
documentados de la historia de la aviación, debido que fue grabado en video por
aficionados, justo en momento que el avión volaba penosamente a 70 metros del
suelo, dejando una larga estela de rojas llamas y humo negro, momentos antes de
estrellarse cerca del aeropuerto Charles de Gaulle.
La investigación técnica de
los franceses del accidente en virtud del Anexo 14 de OACI, terminaron en el 2005.
En su extenso expediente la BEA (Oficina Francesa de Investigación de
Accidentes de Aviación), concluyó que la causa del accidente del Concorde fue
que, durante la carrera de despegue el tren principal izquierdo del Concorde pisó una lámina
metálica lo que hizo explosionar un neumático de su tren principal izquierdo. De acuerdo
al mismo informe, la lámina se le había despagado de otro avión que había
despegado momentos antes, lo que desencadenó el accidente. Sin embargo, era un hecho conocido que el avión había sufrido
docenas de explosiones de sus neumáticos, explosiones que en algunas ocasiones
llegaron a afectar sus tanques de combustibles, lo que finalmente lo marco su desaparición
para siempre.
Pero además en el informe
de la autoridad de investigación de accidente de Francia criticó las fallas en el
mantenimiento del Concorde por parte del operador Airfrance e incluso, descubrió
que el avión estaba sobrecargado con una tonelada cuando se accidentó, sin embargo,
señaló que el peso no fue factor contribuyentes en el percance. Además, la BEA encontró todo un arsenal problemas de mantenimiento y de procedimientos
en el Concorde, señalando que en apariencia Airfrance tenía un exceso de
confianza en el avión, por lo que no tomaron medidas correctivas sobre más de
80 problemas reportados relacionados con los neumáticos del avión.
En el caso de la investigación
jurídica del accidente, el complicado proceso inició con el planteamiento hecho
por Air France en el sentido de que el accidente había sido causado una lámina
de titanio que se despegó de uno de los motores de un DC-10 de Continental
Airlines que había despegado poco antes del Concorde, desprendimiento cuyo
origen, según la empresa operadora del Concorde, había sido un trabajo
deficiente realizado por el personal de mantenimiento de Continental Airlines.
El litigio penal del
accidente comenzó en marzo del 2005, cuando la justicia francesa, en
consonancia con lo planteado por Air France, abrió una investigación criminal
contra Continental Airlines, acusando a la empresa Norteamericana de negligencia
criminal que costó la vida a 113 personas. Pero la fiscalía francesa incluyó también
en el proceso a ejecutivos de la empresa fabricante del Concorde, entre ellos
al exdirector técnicos de la División Concorde de Aerospatiale y al ingeniero
Jefe de Concorde, sacando a relucir que los constructores del Concorde habían sido
notificados por nada menos que 70 incidentes relacionados precisamente con los
neumáticos del Concorde, sin que tomaran las medidas para resolver los problemas.
Tres años después, en el
2008, el fiscal adjunto del Tribunal Correccional de Pontoise de Paris,
solicitó a los jueces presentar cargos por homicidio involuntario contra la
aerolínea Continental Airlines, así como contra cuatro de sus técnicos. Pero, además
presentó cargo contra los diseñadores del Concorde y oficiales de altos
despachos de la Autoridad de Aviación Civil Francesa, La Dirección de
Aeronáutica Civil Francesa por no hacer su trabajo apropiadamente en el caso
del Concorde. Estos acusados podrían enfrentar multas y cárcel, debido a que,
según la acusación de la fiscalía, ellos sabían que los tanques de combustibles
de Concorde eran vulnerables a daños importantes, cuando fueran golpeados por
objetos extraños, proponiendo además la inclusión en el caso de dos ejecutivos
de Airfrance.
El proceso en los
tribunales franceses sobre el caso Concorde inició en el 2010, con la lectura
de los nombres de las 113 víctimas del accidente por parte de la juez del proceso
que inicio justo diez años después del evento, cuando la jueza leyó los cargos
contra Continental Airlines. La tardanza
en el inicio del proceso se debió a la ardua tarea que significó armar un
extenso expediente que conllevaba una gran cantidad de documentación técnica y
planteamientos jurídicos, en el que se enfrascaron los expertos de Air France y
Continental Airlines. La fiscalía francesa mantuvo su iniciativa del 2008 sustentando
la acusación contra Continental Airlines del “homicidio involuntario” de 113
personas. En el proceso dos mecánicos de Continental eran acusados directamente
de no haber colocada la lámina de titanio apropiadamente en el motor del DC-10
de la empresa para la que laboraban.
La defensa de Continental
Airlines ripostó argumentando que “había evidente intención de proteger el
proyecto Concorde y con ello la imagen de Francia” por parte de la fiscalía francesa.
Además, adujeron que el vuelo del Concorde AF-4950, “jamás debió haber
despegado del Aeropuerto Charles Degaulle”, debido a que el avión no estaba
acondiciones técnicas para hacerlo. Los
abogados de Continental Airlines también adujeron tener más de veinte testigos
que podían testificar ante el tribunal que “el fuego inició ante de que el avión
pasara por encima de la lámina de titanio”.
El juicio inicio con
cinco personas sentadas en el banquillo de los acusados quienes cargarían con el
pesado fardo del accidente, incluyendo penas de cárcel de hasta cinco años. Los
acusados directamente fueron dos empleados de Continental, dos técnicos de
Aerospatiale y un miembro de alto nivel de la Dirección de Aeronáutica Civil
Francesa. El proceso se prolongó por más de una década y en él participaron
cientos de expertos, incluyendo el personal técnico que tuvo involucrado en la
operación del Concorde durante ese fatídico día, hasta quienes tuvieron que ver
con el proyecto Concorde desde su fase original de su desarrollo, quienes
tuvieron que testificar durante muchas horas frente a los fiscales de Pontoise
de Paris. Durante el proceso, la mayoría de los familiares de los fallecidos no
iniciaron demandas legales contra Airfrance, optando por acordar compensaciones
económicas provenientes de Airfrance, EADS aerospace firm, Continental Airlines
y el fabricante de neumáticos de aviones Goodyear, las que según se especula,
resultaron cuantiosas.
El Concorde era un avión realmente imponente, capaz de impresionar a cualquier persona que se pudiera acercar a esta aeronave, como fue mi caso y el de muchos que lo observábamos cuando se estacionaba en la "puerta 32" del la vieja "IAB", terminal internacional del Aeropuerto Jhon F. Kennedy de Nueva York. El avión ponía a todo el mundo a vibrar cuando aceleraba sus cuatro poderosos motores y activaba la post- combustión cuando despebaba y banqueba "a fuerte angulo", para evitar que el ruido afectara a los habitantes la zonas residencial de Rockaway proximo al JFK.
Sin embargo, cuando echamos un vistazo al evento del 25 de julio del 2000, nos damos cuenta que en realidad hubo bastantes personas y entidades que contribuyeron para que el fatal accidente de consumara. Todo por el hecho de no hacer lo que debieron. Instituciones, empresas y técnicos, todos en el banquillo de los acusados litigando, buscando librarse del juicio de la historia. Pero, desafortunadamente, pase lo que pase, nadie podrá devolver el don de la vida a las victimas del accidente, don que perdieron una tarde de la que se cumplen 16 años y a favor de quienes elevamos una sencilla oración.
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