Bueno, pues ayer, 21 de diciembre, se celebró el día internacional
del piloto aviador. Lo primero, felicitar a los tantos buenos amigos relacionados que han escogido este
quehacer para proyectar sus vidas, lograr sus sueños e incluso hasta disfrutar esta actividad y así conquistar un mejor futuro para sus
familias y hasta para este país
con el que Dios nos ha premiado a todos. Sin embargo, para muchos pilotos aviadores
dominicanos las cosas no han sido tan fáciles, como todos sabemos y no precisamente por falta de diligencias.
Hace ya buen tiempo que un número importante de nuestros
mejores pilotos han tenido que “volar
miles de millas”, en busca de un mejor
futuro para ellos y los suyos. En esas luchas muchos de ellos hasta han concluido sus carreras en tierras lejanas, retirándose allende los mares en algunos casos con todos los honores posibles. Otros pilotos dominicanos permanecen volando en importantes
empresas globales del Norte y del Sur, mientras algunos cruzan latitudes y longitudes al Este del meridiano 0°,
demostrando, hasta la saciedad, que lo único que nos hace falta en República Dominicana son empresas estables y aviones modernos y buenos salarios,.... la capacidad nuestros pilotos sobra.
Pero el día internacional del piloto aviador también encuentra a parte importante de los pilotos dominicanos en su lar nativo, mirando el cielo y observando, con cierta pesadumbre, que su tiempo hábil para volar
pasa como pasa el agua del río bajo el
puente. Extrañan fuentes de trabajo bien pagas, adecuadas a sus condiciones profesionales. Para ellos también es día del
piloto, para ellos también es mi abrazo y felicitación. El día del piloto también alcanza a
tantos jóvenes que tratan de iniciarse en la técnica y el vuelo, a veces hasta desconociendo que rumbo apuntará y volará su aeronave luego de graduarse. Para ellos mi aliento y
la fe de un futuro promisorio de la aviación netamente dominicana.
Felicito en lo particular, a los Capitán Juan Rivera, Abel Martes, Yanco Holguin, y otros tantos que andan por ahí representándonos en el extranjeros. En el caso del Capitán Juan Rivera ese hombre que aparece en su cabina después de haber disfrutado de una rica sopa, luego de un largo vuelo. Lo
hago porque lo siento tan solidario con todo lo provechoso para la aviación y su clase. Para mí el Capitán Rivera representa la esencia más idónea de lo que debemos ser todos los que bregamos en
el quehacer aeronáutico en este país que, aunque se dude, nos pertenece a todas y todos. Un fuerte
Abrazo a todos las aviadoras y aviadores del mundo en su día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario