Pages

18 de noviembre de 2015

El Higüero en construcción, un verdadero infierno


Cuando me vi  precisado a ir por primera vez a “supervisar” los progresos de los trabajos de construcción  del Aeropuerto de Higüero, bautizado luego con el Aeropuerto Internacional Joaquín Balaguer, aquello era un verdadero infierno. Con un edificio terminar a medio construir, el calor allí era insoportable.  Mientras tanto, en el lugar había una persistente nube de moscas que llegaba desde el muy próximo vertedero Duquesa. El mosquero era interminable y azotaba de tal forma, que el riesgo para la salud en el sitio  era  extremo, sobre todo cuando se intentaba ingerir alimentos de cualquier tipo. Siempre  había que lavarse con “aguaras”.

Los ratones no faltaban,eran enormes, la especialidad de estos bichos  era comerse los cobertores de los cables eléctricos. Siempre que se abría una puerta cerrada, el corredero de roedores no era chiquito y a veces salía por la puerta que se abría, imagínese el brinco.  Un  ingeniero  ya me había informado que uno de los ingenieros que construyeron la verja perimetral del referido aeropuerto, había muerto por los efectos de la contaminación del área aeroportuaria en construcción. Para entonces el aeropuerto llevaba cuatro años en construcción y se decidió acelerar  el proyecto debido a que  los terrenos del antiguo aeropuerto de Herrera, que supuesta o realmente, había que entregarlos a unos ingenieros, por deudas del Estado.
  
Para entonces, en el Higüero  se podía notar que  el agua salía rojiza de los grifos y teñía los lavamanos y sanitarios de ese color. Pero lo peor era el terrible y nauseabundo mal olor que emitía Duquesa, un mal olor que se esparcía en toda el área y cuyos efectos se acentuaban en horas de la tarde, sobre todo cuando solían caer algunos chubascos muy frecuentes en la zona. Había que tener buen estómago. Alguien me dijo entonces que ese mal olor nunca acabaría, creo que tuvo razón,si no me equivoco.

El problema del  Higüero comenzaba cuando se abandonaba  la avenida  Jacobo Majluta para “navegar” en el lodazar,  detrás de los  destartalados camiones que arrastraban las basuras al vertedero Duquesa, mientras iban regando desperdicios  por todo el trayecto. El basurero se podía divisar a lo lejos  por  la inmensa cantidad de   garzas existentes, estimadas en 10,000 por biólogo extranjero. Luego estos pájaros   se convirtieron en  el primer  gran dolor  de cabeza para los pilotos, sobre todo para el presidente de la ANP de entonces  quien mucho se preocupaba por la seguridad  su clase, sobre todo con el tema de la situación de la construcción del  Higüero y lo del peligro aviario, “parece que Dios metió la mano”.    

Era el año 2002 y me encontraba en el Aeropuerto Internacional de Herrera, terminal aérea que,  aunque con sus problemas, representó el verdadero florecimiento de la aviación comercial local, la aviación privada, deportiva y los aeroclubes de República  Dominicana, posiblemente en sus mejores tiempos. Herrera surgió por el esfuerzo mancomunado  de hombres a quienes verdaderamente les  gustaba el asunto de la aviación, integrándose  a la actividad para dar lo mejor de todos ellos. Ustedes los conocen.  En el Higüero en construcción  me encontraba con los ingenieros de  “Sinercon” que trabajaban en varios elementos de la terminal incluyendo  la  pista de aterrizaje y la reducción de un “talud” que posibilitaba la visión de la cabecera de la pista 01 desde la torre de control. Entre papeles y planos,  traté muchos de los problemas originales del aeropuerto, ingenieros que dependían del “superministro” de entonces, no sé qué es,  pero  “siempre hay  superministro en obras públicas”. 

Uno de esos días en que fui al Higüero en construcción, subí los “ochocientos” escalones de la torre de control, donde unos obreros soldaban el esqueleto de la consola de equipos.  Allí, miré hacia el basurero de Duquesa, vi 9,000 de las 10,000 garzas  y divisé  un cementerio que colgaba en  medio de un palmar  donde personas enterraban a sus muertos  casi entre la basura.  Mire  el talud, un VOR que nunca funcionó, así como la enlodada  carretera donde  el desfile de camiones de basura que  casi ni avanzaba y me dije para mí;        ¡¡A quien diablo se le habrá  ocurrido construir este aeropuerto aquí!!

La foto: Diario Libre. 

No hay comentarios: