No creo que exista persona alguna
relacionada con la actividad aeronáutica
de la “aviación romántica” de República
Dominicana, que no haya conocido, o al menos, oído hablar de
Doña Niulka Silfas o mejor dicho: "Doña Niurka". Doña Niulka, como todos la llamamos, se inició en la
actividad cuando apenas era una a era una
niña. Debido a esa especial condición, su madre debió autorizar su primera cédula de identidad, para así poder gestionar su licencia aeronáutica y
otros documentos legales requeridos para iniciar su largo vuelo a bordo aeronaves como
los DC-3, L-049 y L-1049 y B-707 de la Compañía Aerovías Quisqueyana, “La línea aérea del
pueblo”, los DC-6, B-727-100, 200, B-707
hasta el Jumbo B-747-123 de la Compañía
Dominicana de Avición (CDA), “la línea
aérea bandera de la República
Dominicana”.
Cuando Niulka inició su largo
vuelo por los cielos del mundo, transcurrían
los años
finales de la década de los
sesenta, siendo Aerovías Quisqueyana la primera aerolínea donde
ejerció su labor profesional en la aviación. Para entonces,
Aerovías Quisqueyana cubría un
apretado itinerario de vuelos, cubriendo
vuelos en las rutas a destinos en la Región
del Caribe Central entre ellos; San Juan
PR, Curazao Aruba y otras ciudades como Barranquilla localizada en costa caribeña Colombiana. Además, Aerovías cubrías frecuencias de
vuelos nacionales entre ciudades como Santiago de los
Caballeros, Santo Domingo, Barahona, Santo Domingo y otros destinos, en los tiempos
de la aviación romántica de República
Dominicana, esa aviación que hemos casi perdido.
Fue exactamente en ese ambiente en el que Doña Niurka, inició su dilatada
vida laboral en el ámbito
aeronáutico, actividad profesional que
jamás abandonó, hasta que se retiró de este quehacer no hace tanto tiempo por cierto. Entre los capitanes, que operaban los vuelos de Aerovías, cuando esta dama inició sus vuelos, recordamos a hombres de la talla del Capitán Santiago “changuito” Echavarría, el Capitán
Héctor Brito González, el Capitán Eugenio de Marchena, así como también el Capitán Francisco Garrido Frías. Fue precisamente con Garrido, mejor conocido en el ambiente aeronáutico como “Kiko”, con quien Doña Niurka casó y procreó su familia,
siendo este capitán y caballero
su compañero de siempre, hasta que nos dejó
hace poco tiempo. Doña Niurka y Kiko
vivieron, por buen tiempo, en el
pobladito de la Caleta, justo a la
entrada del Aeropuerto Internacional de Las Américas, cerca de la “playita”, cuando esa zona era una especie de un paraíso terrenal a la orilla del mar, encanto que la Caleta ha perdido.
Durante el período que laboró Aerovías Quisqueyana, los compañeros y compañeras de labor de Niurka en
la cabina estuvo Milagro
Sugrañes entre otros y otras. En
esos vuelos no fueron pocas las experiencias vividas por doña Niulka, incluyendo actuación en incidentes de aviación e incluso accidentes, cumpliendo en cada caso con la
primera misión de un sobrecargo, que es preservar la seguridad de la operación.
En ese sentido recordamos el accidente acontecido en el Aeropuerto de Santiago, cuando el DC-3 de Aerovías en el que
Niurka volaba como jefa de cabina. De acuerdo a los relatos, durante la carrera de
despegue, el avión se salió da pista. En ese accidente Niurka debió evacuar el aparato, mientras sostenía un
extinguidor con firmeza, lista para
extinguir cualquier conato de fuego. A mediado de
los setenta había que ver a Doña Niurka haciendo los vuelos Quisqueyana QQ-201/202 y el QQ-203/204, ambos
vuelos a San Juan Puerto Rico, despegando de Las Américas en Santo Domingo, temprano en la mañana para terminar la
rotación bien entrada la tarde, con un pequeño
descanso a medio día en Las Américas.
A finales de la década de los
setenta, Doña Nuirka ingresa a la Compañía Dominicana de Aviación, para continuar su largo vuelo, ejerciendo su profesión en a las cabinas de los B-727-100 y 200, cuando al Capitán
Nelton Gonzales Pomares le tocó administrar a la CDA y Don Antonio Guzmán Fernández ejercía
como Presidente de la República. En la CDA escribió una extensa e interesante
historia caracterizada por su profesionalidad y formalidad bajo cualquier
circunstancia de la operación de los vuelos, fue una colaboradora incansable.
Debido a su preparación y
experiencia, Doña Niurka rápidamente
fue designada como Supervisora de Cabina
“pulser”, responsabilidad que ejerció
hasta el cierre de la empresa a finales de los noventas. En CDA también
sirvió instructora para el personal de
cabina, compartiendo la actividad con profesionales como Iris Cristoforis y Gloria
Rosa entre otros y otras profesionales
de prestigio y dedicación. En el 1985 estuvo entre
las primeras azafatas que fueron entrenadas para operar como Jefas de cabinas en los vuelos del jumbo
B-747-123, en los destinos
tradicionales a Estados Unidos y Europa. Después continuó volando hasta entrados los años noventa, hasta
que la empresa fue afectada por la crisis
que determinó su desaparición definitiva de CDA de los cielos del mundo.
Con la desaparición de la
Compañía Dominicana de Aviación (CDA),
Doña Niurka asume un nuevo reto. En esta oportunidad, junto a Doña María Vitiello, funda
el Departamento de sobrecargo y azafatas de la Dirección de Operaciones de la entonces
Dirección General de Aeronáutica Civil DGAC,
donde nueva vez me encontré
con ella. En ese ambiente de trabajo,
como todo el mundo debí ofrecerle mi aprecio de siempre, un
aprecio, que como todos, siempre le seguiré dispensando.
Estas breves lineas son apena un pequeño esbozo de una carrera aeronáutica signada por la profesionalidad, el respeto y la cortesía, condiciones que siguen acompañando a Doña Niurka.
Estas breves lineas son apena un pequeño esbozo de una carrera aeronáutica signada por la profesionalidad, el respeto y la cortesía, condiciones que siguen acompañando a Doña Niurka.
No hay comentarios:
Publicar un comentario