"Casita de campo"
Miren el siempre intenso verde de los grandes árboles, el tenue rojo del arbusto y el azul del tranquilo cielo. Estos encantos son el marco natural de nuestra casita de campo, allá al Nordeste, en Samaná. Esta casita
de campo es un orgullo familiar y lugar preferido por todas nuestras amistades y cercanos, quienes
insisten en regresar al sitio. El lugar es un espacio abierto y plural, creación de la naturaleza y prodigas manos bendecidas desde lo Alto, lugar donde conviven frutales,
flores y nidos de aves diversas.
Recostado en su costado izquierdo, corre un riachuelo que
baja raudo las lomas, serpenteando entre
las piedras, para alcanzar a un mar sediento que espera, días y noches las frescas aguas de
las montañas. En su patio, cada mata se
apresura a brindar su sombra y a ofrecer sus frutos más jugosos, como los mangos diversos, lechosas, guayabas, cocos, naranjas, guanábanas y otros dulces manjares,
mientras las aves, con sus trinos, parecen alegrarse al ver llegar las gentes.
Esta casita de campo fue levantada a mediado del siglo pasado, con
el esfuerzo perseverante de nuestros padres. Allí habitaron, pero, a
pesar del tiempo y la distancia al cielo, allí nos esperan sonrientes, dándonos en cada ocasión la bienvenida a nuestra dulce
casita de campo a la que todos están permanentemente invitados.
I.Mullix.
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