Parte de la 46 curvas del tramo Majagual, Bajo Yuna
El mes de junio de 2015 ha resultado un mes trágico para los usuarios
de la carretera Juan Pablo Segundo, tramo vial que comunica
la ciudad de Santo Domingo con la
zona del Nordeste del país, sobre todo con la provincia de Samaná.
Desde la muerte de Quilvio Cabrera, Director del Instituto Agrario, en
abril 2008, una de las primeras víctimas
de la carretera, la secuencia de accidentes trágicos ha sido continua en el tiempo, teniendo como
resultado un alto saldo de víctimas mortales, lo que coloca la vía como una de las más peligrosas de República Dominicana.
Precisamente, durante el día de
ayer, 27 de junio del 2015, una nueve tragedia lleva el luto a la familias
dominicanas, cuando un accidente ocurrido en el kilómetro 57 de la citada vía,
cobra la vida de cinco personas, lo que coloca una cifra alarmante de victimas
durante el mes de junio del 2015, que aún no termina. Con los fallecidos en
este accidente, el número de víctimas mortales reportadas alcanza los 19 fallecidos, lo que resulta
verdaderamente alarmante para ese corto período.
Los causales de los accidentes en esta carretera son de
origen multifactorial. Sin embargo, no se necesita profundizar para determinar que el diseño de
la vía es el principal factor contributivo para la ocurrencia de accidentes.
Aunque se diga que cumple, la estrechez de la vía es totalmente perceptible,
sobre todo cuando el vehículo que viene de frente es un vehículo pesado, camión
o autobús. Elevaciones en la vía, totalmente corregibles en el proceso se construcción,
limitan la visibilidad en puntos críticos. Fue precisamente, un factor
contributivo en el accidente del kilómetro 30 de principio de mes que costó la
vida a 14 personas.
El tramo de la loma de los
Haitises tiene 46 curvas, “guía a la derecha o a la izquierda”, comenzando en
Majagual y terminando en el costoso peaje del Bajo Yuna. Casi la totalidad de esas 46 curvas no están peraltadas, por lo que la
fuerza centrífuga “saca de la carretera” a una cantidad impresionante de vehículo,
hecho que se puede notar en la rotura continua
de los muros metálicos de contención. En muchos puntos de la vía, el agua corre
o se acumula sobre la carretera, provocando el peligroso “hidroplaneo” en una vía
enclavada en una región de un alto índice de pluviometría. Los animales vacunos pastorean en las márgenes
de la vía, día y noche, sin el control del operador de la carretera, quienes no
responden el teléfono cuando son llamados. La vigilancia del Ministerio de Obra Pública, permanece
estáticas estacionada en puntos específicos, sin lograr la requerida cobertura
en espacio.
Estos solo son algunos de los
factores que inciden en la alarmante mortalidad
de una carretera, que Nordeste y no a provocar tantos muertos. No sé
si existe el interés, pero, mientras tanto, algo se puede hacer completando
los trabajos siguientes; Controlar la incursión de animales, levantar los peraltes en las curvas de las lomas y de
lo llano, factor que saca los vehículos
la vía enviándolos al hoyo, incluso a baja velocidad, sanear la acumulación de
aguas en los llanos y en las lomas, sanear las corrientes de aguas en la lomas,
de forma que estas aguas no corran cruzando la carretera, construyendo carriles adicionales en puntos críticos,
hasta la necesaria ampliación de la carretera.
Mientras tanto, usted que se desplaza
por la vía, extreme la medida de precaución al conducir, hasta tanto la
autoridad competente intervenga la vía, rescindiendo el contratito a
quienes la operan y realizando los trabajos para aminorar el
nivel de riesgo de esa peligrosa carretera. Por ahora, las principales medidas
de precaución en la vía son permanecer atento al tránsito y no exceder los
límites de velocidad que se anuncian en los diferentes tramos de la carretera y encomendarse al Altísimo, antes de entrar a la via.
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