Nuestra aviación, una aviación de papel y nada más
La aviación es un bien de la humanidad que
acerca a los pueblos, promueve el intercambio de bienes e impulsa la cultura global. Por ello, es de suma
importancia que los Estados promuevan
políticas que impulsen el desarrollo sostenido de la actividad en todas sus manifestaciones como garantía del crecimiento de sus economías. Hoy, 7
de diciembre del 2019, se celebra el día internacional de la aviación civil, fecha consignada por
Naciones Unidas precisamente un dia como hoy en el 1997.
Desafortunadamente, la celebración encuentra el sistema de aviación civil de República Dominicana en uno sus periodos más difíciles, si lo evaluamos por el impacto real de la actividad en la economía de nuestro país, incluyendo su bajo impacto laboral. Hoy, nuestro país carece de aerolíneas con capacidad operacional para competir en un mercado de más de 14 millones de pasajeros y 200 millones de libras de carga aérea por año, mientras los profesionales el ramo siguen desempleados o se han marchado al extranjero en busca de mejor suerte, mientras los que dirigen el sector, muestran muy poco interés en la implementación de políticas que promuevan el resurgir de la industria del transporte aéreo nacional, enfocándose solo en la propaganda como medio para convencernos del gran desarrollo del transporte aéreo de R. D., lo que no se corresponde con la verdad.
Una de las aeronaves que operó la desaparecida línea aérea Dominicana de Aviación, CDA, línea aérea que fue llevada a la quiebra por la corrupción perpetua de una clase política que no tiene límites en sus acciones, son insaciables. Muchos culpan los problemas de la industria del transporte aéreo a los costos operacionales. Sin embargo, en este preciso momento existe un estimado de 11,000 vuelos en el aire en todo el mundo. La industria del transporte aéreo es una actividad que no hay forma de detenerla en los siglos por venir, sino todo lo contrario.
Por otra parte, debemos estar claro que es poco lo pueden hacer los operadores de proyectos de líneas aéreas dominicanas, no porque quieren, sino, más bien, por la ausencia de políticas que incentiven el sector, brindando algunas facilidades negadas por Estado Dominicano, al que parece no importarle la suerte de la industria ni de quienes laboran en el sector.
Desafortunadamente, la celebración encuentra el sistema de aviación civil de República Dominicana en uno sus periodos más difíciles, si lo evaluamos por el impacto real de la actividad en la economía de nuestro país, incluyendo su bajo impacto laboral. Hoy, nuestro país carece de aerolíneas con capacidad operacional para competir en un mercado de más de 14 millones de pasajeros y 200 millones de libras de carga aérea por año, mientras los profesionales el ramo siguen desempleados o se han marchado al extranjero en busca de mejor suerte, mientras los que dirigen el sector, muestran muy poco interés en la implementación de políticas que promuevan el resurgir de la industria del transporte aéreo nacional, enfocándose solo en la propaganda como medio para convencernos del gran desarrollo del transporte aéreo de R. D., lo que no se corresponde con la verdad.
Una de las aeronaves que operó la desaparecida línea aérea Dominicana de Aviación, CDA, línea aérea que fue llevada a la quiebra por la corrupción perpetua de una clase política que no tiene límites en sus acciones, son insaciables. Muchos culpan los problemas de la industria del transporte aéreo a los costos operacionales. Sin embargo, en este preciso momento existe un estimado de 11,000 vuelos en el aire en todo el mundo. La industria del transporte aéreo es una actividad que no hay forma de detenerla en los siglos por venir, sino todo lo contrario.
Por otra parte, debemos estar claro que es poco lo pueden hacer los operadores de proyectos de líneas aéreas dominicanas, no porque quieren, sino, más bien, por la ausencia de políticas que incentiven el sector, brindando algunas facilidades negadas por Estado Dominicano, al que parece no importarle la suerte de la industria ni de quienes laboran en el sector.
A
pesar de las ventajas comparativas y competitivas que ofrece el posicionamiento
geográfico de República Dominicana, nación que
goza de ubicación privilegiadas con
referencia a Norteamérica, Sudamérica, Centroamérica, Europa, además de nuestras posibilidades como un país receptor del turismo internacional, no hemos podido lograr mantener
en operación líneas aéreas grandes, capaces de impactar el mercado como ocurrió a mediado de la década de los años ochentas.
¿Que nos queda de nuestra aviación comercial ? Por el momento, si no yerro, tenemos tres o cuatro pequeñas líneas aéreas. Las referidas líneas aéreas utilizan aviones con oferta de 14, 34 y 50 asientos el más grande. Otra línea aérea opera vuelos de itinerario con aviones cuya capacidad es de solo 34 asientos. También existe una empresa que opera dos aeronaves con capacidad para 50 plazas. Además, el sistema opera 1 (uno) avión de carga con capacidad para
10,000 libras, si no me equivoco, frente a un mercado de 200,000,000 millones de libras de carga aérea. Sin embargo, existe un
operador privado, aventajado, que oferta vuelos ejecutivos al público y servicios de helicópteros. Sus operaciones no incluyen vuelos de itinerarios.
La situación de la aviación civil de R. Dominicana es tal, que si evaluamos por su limitada oferta de asientos, la ausencia de aeronaves de mediano y gran porte, así como la poca mano de obra ofertada por el sector a nuestros pilotos, personal de cabina, mecánicos, despachadores y otro personal especializados, podemos concluir, sin temor a equivocarnos, que no tenemos un sistema de aviación en R.D. Por todo lo anterior, si es que queremos ser objetivos, no hay dudas de que nuestra aviación, no es otra cosa que "una aviación de papel".
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