La jueza del caso Emely, frente a Cristo Crucificado, emite la sentencia que frustra nueve vez la llamada justicia Dominicana.
La toma lo dice todo. Nueva vez una jueza dominicana , justo frente a Cristo crucificados, asesta un golpe mortal a la llamada justicia
dominicana, justicia que no hace otra cosa que descalificar su propia esencia. Todo parece indicar que es misma justicia del padre Canales de hace
quinientos años, tiempo desde cuando imploramos por una justicia que no acaba de llegar.
En el caso del horrendo crimen de Emely y de su inocente criatura en vientre, resulta una reiteración de lo habitual en un proceso que no sabemos hasta dónde habremos de
llegar. Muy pocos crímenes cometidos en este país han tenido la características de monstruosidad de este crimen en el que dos vidas se
desvanecieron en un horrendo ambiente de torturas y muerte, ante la impotencia de las dos víctimas a las que no se dio la oportunidad de defenderse.
Por Cristo Crucificado sé que
este juicio marcará para siempre a
quienes mataron a esa madre y su hijo.
Pero además, se que marcará a quien
cometió la injusticia de matar nueva vez
a esa madre y a su hijo en vientre con su infortunada sentencia, justo frente a un Cristo Crucificado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario