Juancito Villa, mientras inspeccionaba el desempeño la operación técnica de aeronaves en el Aeropuerto de Arroyo Barril, Samaná
Hace un tiempecito, un grupo de amigos
ligados al quehacer aeronáutico de esta media isla, compartíamos animadamente en el ambiente de un
bello campito ubicado en el área rural
de San Cristóbal. La reunión fue a propósito del cumpleaños de una persona muy apreciada
por nosotros, quien nos invito, no solo a nosotros sino a nuestras familias. Sin embargo, sin imaginarlo, ese sábado en la tarde, era la última
ocasión que compartiría con nuestro buen amigo Juancito Villa, debido a que con
mucho pesar hemos recibido la desagradable noticia del fallecimiento de este profesional formidable, evento ocurrido durante el día de
ayer, 03 de marzo de 2018. Ante el
acontecimiento, lo primero es unimos al dolor y el pesar que embarga a su familia, a sus amigos y compañeros de labor
del área de la Dirección de Norma de Vuelo, DNV del Instituto Dominicano de Aviación Civil, IDAC, institución para
la que laboraba a la hora de su inesperado fallecimiento.
Juancito y los helicópteros
Juancito Villa González, o mejor
dicho Juancito, como todos lo llamábamos,
ingresó a la entonces Fuerza Aérea
Dominicana, FAD, bastante Joven por cierto. Sin embargo, un vez allí no se quedó
simplemente en ese estadio militar de carrera, sino que allí
se interesó por crecer en el ámbito de la tecnología de la aviación, llegando a
alcanzar un grado de preparación tal, que le
llevó, no solo a los talleres de la entonces Fuerza Aérea Dominicana, sino que lo catapultó a las inspectorías del área de
Normas de Vuelo, DNV del Instituto Dominicano de Aviación Civil, IDAC donde
desarrolló su labor con un alto grado de responsabilidad y eficiencia, pero sobre todo con la amabilidad y buen trato a los operadores a quienes, a pesar de exigir el cumplimiento de las normas, lo hacia con un alto grado de profesionalidad y respeto.
La familia
Si bien se acostumbra al bien hablar de las personas, cuando ocurren eventos como estos, en el caso
de Juancito las cosas son diferentes. Juancito
siempre fue un ser humano de buen vivir y particularmente solidario con el prójimo. Jamás fue
capaz de dar las espaldas a nadie, cuando
las circunstancias hicieron de la indiferencia la forma más eficaz, para evitar las consecuencias. Pero sobre todo, siempre fue agradable
compartir un momento con una persona como Juancito, capaz de hacerlo todo en aras de hacer
sentir bien a quienes tuvimos el privilegio de compartir con él, de vez en cuando, como nos ocurrió a los que
con él compartimos, aquel sábado por la tarde allá por San Cristóbal.
Paz a sus restos, gloria externa a su alma y conformidad a sus
familias.
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