Leonardo de los Santos Fermin, un recio hombre de campo y montaña
Este es el recio rostro de mi padre Leonardo, a quien los suyos llamaban (Ñaño), un hombre de campo y de montañas que vivió para el trabajo y quien creció al lado del surco, con sus fuertes puños siempre en el cabo de la coa, en el pico y en su
frente la pertinaz y copiosa lluvia de un sudor transparente que
mojaba la negra tierra que pisaba, cuando caminaba sobre el surco. Así era mi padre, un hombre de trabajo, un
hombre simple y siempre sonriente que multiplicaba las simientes que plantaba. Pero siempre en su corazón y conciencia, la
honradez de los hombres que solo tocan lo que con sus esfuerzos y trabajo logran. Ese fue precisamente, el legado más preciado que nuestro padre dejó a sus hijos a su partida de esta tierra un día como hoy, 17 de septiembre de 2008,
hace ya 19 años.
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