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17 de diciembre de 2016

Un “mal tiempo” en Nueva York, las pascuas y año nuevo del 1989

Aeronave tipo DC-8 operada por Antillana de Navegación Aérea que realizó vuelos para CDA y a la que apodamos "Teleantilla", ¿Por qué, no me pregunte? Foto: Airlines Net.


Hace un año publiqué en esta, mi particular esquina, algunas notas  sobre el  avión que aparece  en la foto que es una aeronave matricula dominicana HI-576-CT. Como pueden notar se trata de un  Mc Donald Douglas  DC-8-62 propiedad de la línea aérea dominicana Antillana de Navegación Aérea. Antillana  operó vuelos  a finales de la década de los ochenta. Sin embargo, sus  frecuencias de vuelos eran bajas y el avión “vivía” parqueado en la rampa Norte de AILA la mayor parte del tiempo. Pero la aeronave solía realizar algunos  vuelos para  la Compañía Dominicana de Aviación  CDA cuando los itinerarios de la empresa se “apretaban” cuando  y se presentaban problemas que le impedían volar a los “caballos de CDA” o bien cuando ocurrían otras coyunturas que no eran tan beneficiosas para Dominicana de Aviación.

Uno de esos  vuelos fue el realizado a finales del mes de  diciembre del año 1989, ocasión en la que  “caí en un tremendo gancho” al concretar un acuerdo sobre realización de turnos de trabajo en la oficina de operaciones de la CDA en el  Aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York  con mi hermano Pascasio Toribio. El referido acuerdo se pactaba  que yo haría  los turnos de trabajo en operaciones de CDA en JFK  los días  24, 25 y 26 de diciembre,  mientras que Pascasio  haría el 30, 31  de diciembre  y el 01 de enero, cuando el programa  indicaba que Antillana realizaría esos vuelos. En mi caso particular tenía  planeado regresar a Santo Domingo el día 30 de diciembre en el último vuelo del día,  que haría precisamente el DC-8-62 H de Antillana, avión al que bautizamos como “Teleantillas” ¿Por qué?, no me pregunten, pero si tiene que ver  con “asuntos  económicos” .

Después de haberme “tirado” el turno de la tarde del 24 de diciembre hasta despachar  el último vuelo de CDA hacia  Santo Domingo, crucé  la rampa y fui al comedor de Pam American, donde disfruté  de un  “chile” bien picante  para ayudarme con el frío que se extremaba en la rampa. Entonces después de “cenar mi navidad” ese 24 abandoné  el aeropuerto y fui  a visitar mi amado hermano Diomedes que recién había llegado a la gran manzana. Entonces esa noche,  juntos los dos nos encaminamos  a una parroquia  ubicada en área de Brooklyn a oír misa y escuchar “villancicos navideños”. Terminado el asunto me marché  al sector de  Queens a la residencia  de de Lefferts boulevard del  amigo  hindú  Charna Putra Mahapatra,  un amable hombre que laboraba para CDA y la línea aérea  Air India, sitio donde me quedaba en esa oportunidad. El 25 de diciembre, lo mismo, pero cuando terminé Pascasio me invitó  y a su casa para que le acompañara.
   
Pasada noche buena y el día navidad, solo esperaba el 30 para “engancharme” en el avión y regresar a Santo Domingo  a reunirme con mi familia, pero como son las circunstancias de la vida, las cosas no siempre salen como uno quiere. A partir del 29 de diciembre  el área de  Nueva York   comenzó a ser  afectada por un frente que generaba  una densa niebla, que reducía la visibilidad a valores inferiores a los mínimos  autorizados en los manuales  de muchas empresas aéreas incluyendo a CDA. Ese día, como es normal, el vuelo DOA-902 fue cancelado, no hubo vuelo de  CDA a Nueva York, pero lo peor, debido a la misma situación,  tampoco lo hubo vuelo  el 30,   para entonces comprendí que  “yo estaba quedado en Nueva  York”. Mientras tanto, no hubo  que “bregar” mucho con los pasajeros, cuando estos llegaban al aeropuerto y observaban la situación del tiempo reinante y ellos mismos agarraban sus taxis pa”tra. El aeropuerto solo estaba operacional para aeronave y tripulaciones habilitaba para aproximaciones de precisión  ILS CATIIIC que eran por lo general las aeronaves pesadas de las grandes líneas aéreas globales, aviones que solo escuchábamos cuando aceleraban sus motores en despegue y cuando aplicaban reversibles para frenar.

El 31 de diciembre llegué  temprano al Kennedy, pero la situación seguía igual, entonces entre Pascasio y yo nos concentramos a estudiar los pronósticos a ver las posibilidades de mejoría del tiempo, pero cuando le enviamos  la información a Santo Domingo, la tripulación de Antillana Navegación Aérea  “se agarró” de sus manuales y tampoco  iniciaron el vuelo. Recuerdo que los valores publicados en los “especi” que emitían a cada rato eran  “techo oscurecido y visibilidad menos de un cuarto de milla,  niebla. A mediodía del 31 me di  por vencido, sabía que era imposible la operación del  vuelo. Entonces subí a la tercera planta del West Wind del  IAB, llamé  a mi familia a Santo Domingo le expliqué la situación y  los consolé informándoles la situación del tiempo en el Kennedy de Nueva York. Cerrada toda posibilidad de “bajar” a Santo Domingo, “agarré” para donde mi hermano y nos reunimos en  casa de  Don “Cece” Collado,  un amble hombre y amigo de la familia. Allí esa tarde  tuve que integrarme “al rezo del Santo  Rosario a la  Virgen” que era un costumbre en ese hogar, pero cuando terminamos me  vino a la cabeza  que  había llevado  unas bebidas espirituosa, y mientras escuchábamos los temas tradicionales de la temporada, nos  libamos  algunos tragos y casi ni nos enteramos que ya estábamos en el año nuevo.    

Llegué a Santo Domingo el año siguiente, el primero de enero el 1990, con el Capitán Eddy Francisco Tineo Almonte, en el HI-242, que aterrizo en el JFK con la visibilidad bien reducida, pero dentro de los parámetros de los manuales. Sin embargo ya todo había pasado en lo que se refiere a pascuas y año nuevo del 1989.  


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