Probablemente pocos de nuestros
profesionales de la aviación se han forjado en este quehacer como lo hizo el
Capitán Leónida Guzmán, nuestro amigo "Leo". Leo logró la meta a
fuerza de capacidad, de su interés y perseverancia. Como muchos de ustedes
conocí al Capitán Leo Guzmán cuando todavía "daba hélices",
monitoreando los “cuchumil” indicadores en las cabinas de los DC-6 de la
Compañía Dominicana de Aviación (CDA). Allí compartía su labor con capitanes de
la talla de Odalis Cruz Ventura, Humberto Ramírez, "el Colega" un chileno
caracterizado por su caballerosidad sin límites, John Mcbride un americano dominicanizado
quien nunca rechazo un vuelo y el Capitán Alfredo Hernández entre otros
distinguido tripulantes.
Los esfuerzos de Leo Guzmán
fructificaron logrando "mudarse", en poco tiempo, desde pequeño asiento del
Ingeniero de vuelo del DC-6, un avión desarrollado originalmente a mediado de
los años cuarenta para Fuerza Aérea Norteamericana, ocupando el asiento
izquierdo de este cuatrimotor. Pero Leo no se detuvo ahí. Fue así como logró exitosamente
la transición a las turbinas, ganando en muy buena lid la oportunidad de comenzar
a hacer sus primeros "pininos" en las cabinas de los Boeing B-727 de
la Compañía Dominicana de Aviación (CDA).
Allí, bajo el meticuloso cuidado del
maestro de generaciones de ingeniero de vuelo, Don Claudio Méndez Gabot,
comenzó a "dar linterna a medio día" y a recibir gotas "sky
droll " haciendo los meticulosos "walk around" a la intemperie, para
después recibir instrucción sobre los sistemas del B-727, ejercitarse en transferencia
de combustible entre tanques, bregar con las barras, monitorear presión de
aceite en su “desenvoltura” en el asiento colocado detrás del copiloto.
Pero Leo no detuvo en este avión, prosiguiendo
su preparación como copiloto del B-727 para luego "dar el brinco", para
lograr convertirse en copiloto del B-707 de CDA. Fue precisamente a bordo de
este avión donde tuve la oportunidad de compartir bastantes vuelos con Leo.
Esto debido a la cantidad de vuelo
"operaciones charter" que había que completar con ese avión, tanto en
el continente americano, sobre todo a destinos en el Oeste Norteamericano a ciudades como Houston Texas, Dallas, Canada
y algunos largos vuelos cruzando el Atlántico a Europa.
Uno de esos vuelos que compartí con
nuestro amigo Leo Guzmán, fue un charter realizado a Dallas, Texas a mediado del
1985. Se trataba de un vuelo charter parte de un programa semanal que se
realizaba a aquella ciudad del Oeste Norteamericano. Era un vuelo relativamente
largo, de aproximadamente 4 horas. Sin embargo, la capacidad de combustible del
aparato hacia posible que la operación se realizara de “un solo brinco”, sin la
necesidad de realizar escalas intermedia para reabastecimiento, situación que
aumenta bastante los costos de las operaciones aéreas. En la oportunidad de
trababa del primer vuelo de un programa de dos meses, por lo que el tramo Santo
Domingo/Dallas se realizó "ferry", “dead leg” sin pasajeros.
Ese día despegamos temprano en la mañana
desde el Aeropuerto Internacional Las Américas en una ruta que apuntaba al área
de Miami Florida, Poco después estábamos nivelados a 39,000 pies. Luego del área
de Miami, Florida el plan de vuelo nos dirigió al área de Delta del Mississippi
y mientras la tripulación volaba yo me entretenía mirando los “cuchumil”
puentes que existen en esa área, las condiciones de tiempo eran inmejorables. El
tiempo pasó y luego de 4 horas estábamos pegando gomas en Dallas Fort Worth,
sin novedad. Pero de inmediato, se pegaron los camiones a bombear combustible,
busqué la meteorología, sometí el plan de vuelo ATC, peso y balance con 162
pasajeros. El plan de vuelo operacional era asunto Leo Guzmán y el Capitán del
vuelo.
En algo más de una hora todo estaba
listos para empujar hacia tras rodar y despegar y así dejar atrás el inmenso
aeropuerto de Dallas. Simultáneamente el Capitán daba los últimos toques al
sistema de navegación con los datos del plan de vuelo operacional Dallas/Santo
Domingo. Rápidamente el aparato despegaba rumbo a Santo Domingo marcando un
rumbo Sureste, apuntando al delta del Mississippi, golfo de México, Península
de Miami y luego a la región del Caribe. Como Leo había volado la “pata” Santo
Domingo Dallas, al Capitán asumió la “pata” Dallas Santo Domingo.
Bueno, pues aquí viene lo de la
batea. Nivelado a 37,000 pies, sobrevolando el Delta del Misisipi, el
meticuloso Capitán detectó una pequeña discrepancia de 1.2 millas náuticas en
un tramo de la ruta en los números del plan de vuelo “operacional manual” calculado
por el copiloto Leo Guzmán. Acto seguido, Leo solicitó al Capitán que le
permitiera corregir la pequeña discrepancia directamente en sistema de
navegación del aparato, debido a que era prácticamente insignificante. Sin
embargo, con gran revuelo el Capitán se viró y replicó a Leo << mire copiloto,
en mi vocabulario no existe la frese "me equivoqué" para mí eso es
simplemente imposible>>.
Pues fue en ese preciso momento cuando
Leo Guzmán tomó la palabra y le replicó al Capitán lo siguiente: -Mire
Capitán-, usted me escusa, pero eso me pasó a mí por estarme llevando de sus cálculos.
Como recordarás, para darme prisa, los datos de distancia que tomé fueron de
los cálculos realizado por usted en la misma ruta, en el plan de vuelo Santo Domingo, Dallas,
todo lo que hice fue tomarlos y alimentar el computador con ellos. Por eso el
error no se originó en mis cálculos, sino en los suyos, mi querido Capitán.
Ante la situación, yo que solo presenciaba
la escena y escuchaba “la tanda” del Capitán, solo me reía. Pero antes las circunstancias no me quedó de
otra que decirle al Capitán. <<Bueno, como son las cosas Capitán>>, <<
Usted agarró una batea y trató de bañar a Leo echándosela en la cabeza, pero vino
Leo la agarró, y antes que le cayera arriba, la viró y se la vació en a usted en
cabeza. << ¿Qué le parece?>>. Al capitán solo le quedó virar la
cabeza hacia atrás hacia mi asiento el "jump seat" detrás de él y mirarme con los "ojotes", mientras Leo Guzmán y yo reíamos a carcajadas y el avión seguía volando serenamente en su ruta hacia Santo Domingo. Un abrazo a Leo y ese Capitán también mi querido amigo.
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