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18 de junio de 2016

La “batea” del Capitán Leo Guzmán; un relato de la vida real.

 Capitán Leónidas Guzmán en el asiento izquierdo de un B-727 de Amerijet

Probablemente pocos de nuestros profesionales de la aviación se han forjado en este quehacer como lo hizo el Capitán Leónida Guzmán, nuestro amigo "Leo". Leo logró la meta a fuerza de capacidad, de su interés y perseverancia. Como muchos de ustedes conocí al Capitán Leo Guzmán cuando todavía "daba hélices", monitoreando los “cuchumil” indicadores en las cabinas de los DC-6 de la Compañía Dominicana de Aviación (CDA). Allí compartía su labor con capitanes de la talla de Odalis Cruz Ventura, Humberto Ramírez, "el Colega" un chileno caracterizado por su caballerosidad sin límites, John Mcbride un americano dominicanizado quien nunca rechazo un vuelo y el Capitán Alfredo Hernández entre otros distinguido tripulantes.

Los esfuerzos de Leo Guzmán fructificaron logrando "mudarse", en poco tiempo, desde pequeño asiento del Ingeniero de vuelo del DC-6, un avión desarrollado originalmente a mediado de los años cuarenta para Fuerza Aérea Norteamericana, ocupando el asiento izquierdo de este cuatrimotor. Pero Leo no se detuvo ahí. Fue así como logró exitosamente la transición a las turbinas, ganando en muy buena lid la oportunidad de comenzar a hacer sus primeros "pininos" en las cabinas de los Boeing B-727 de la Compañía Dominicana de Aviación (CDA).

Allí, bajo el meticuloso cuidado del maestro de generaciones de ingeniero de vuelo, Don Claudio Méndez Gabot, comenzó a "dar linterna a medio día" y a recibir gotas "sky droll " haciendo los meticulosos "walk around" a la intemperie, para después recibir instrucción sobre los sistemas del B-727, ejercitarse en transferencia de combustible entre tanques, bregar con las barras, monitorear presión de aceite en su “desenvoltura” en el asiento colocado detrás del copiloto.

Pero Leo no detuvo en este avión, prosiguiendo su preparación como copiloto del B-727 para luego "dar el brinco", para lograr convertirse en copiloto del B-707 de CDA. Fue precisamente a bordo de este avión donde tuve la oportunidad de compartir bastantes vuelos con Leo. Esto  debido a la cantidad de vuelo "operaciones charter" que había que completar con ese avión, tanto en el continente americano, sobre todo a destinos en  el Oeste Norteamericano  a ciudades como Houston Texas, Dallas, Canada y algunos largos vuelos cruzando el Atlántico a Europa.

Uno de esos vuelos que compartí con nuestro amigo Leo Guzmán, fue un charter realizado a Dallas, Texas a mediado del 1985. Se trataba de un vuelo charter parte de un programa semanal que se realizaba a aquella ciudad del Oeste Norteamericano. Era un vuelo relativamente largo, de aproximadamente 4 horas. Sin embargo, la capacidad de combustible del aparato hacia posible que la operación se realizara de “un solo brinco”, sin la necesidad de realizar escalas intermedia para reabastecimiento, situación que aumenta bastante los costos de las operaciones aéreas. En la oportunidad de trababa del primer vuelo de un programa de dos meses, por lo que el tramo Santo Domingo/Dallas se realizó "ferry", “dead leg” sin pasajeros.

Ese día despegamos temprano en la mañana desde el Aeropuerto Internacional Las Américas en una ruta que apuntaba al área de Miami Florida, Poco después estábamos nivelados a 39,000 pies. Luego del área de Miami, Florida el plan de vuelo nos dirigió al área de Delta del Mississippi y mientras la tripulación volaba yo me entretenía mirando los “cuchumil” puentes que existen en esa área, las condiciones de tiempo eran inmejorables. El tiempo pasó y luego de 4 horas estábamos pegando gomas en Dallas Fort Worth, sin novedad. Pero de inmediato, se pegaron los camiones a bombear combustible, busqué la meteorología, sometí el plan de vuelo ATC, peso y balance con 162 pasajeros. El plan de vuelo operacional era asunto Leo Guzmán y el Capitán del vuelo.  

En algo más de una hora todo estaba listos para empujar hacia tras rodar y despegar y así dejar atrás el inmenso aeropuerto de Dallas. Simultáneamente el Capitán daba los últimos toques al sistema de navegación con los datos del plan de vuelo operacional Dallas/Santo Domingo. Rápidamente el aparato despegaba rumbo a Santo Domingo marcando un rumbo Sureste, apuntando al delta del Mississippi, golfo de México, Península de Miami y luego a la región del Caribe. Como Leo había volado la “pata” Santo Domingo Dallas, al Capitán asumió la “pata” Dallas Santo Domingo.

Bueno, pues aquí viene lo de la batea. Nivelado a 37,000 pies, sobrevolando el Delta del Misisipi, el meticuloso Capitán detectó una pequeña discrepancia de 1.2 millas náuticas en un tramo de la ruta en los números del plan de vuelo “operacional manual” calculado por el copiloto Leo Guzmán. Acto seguido, Leo solicitó al Capitán que le permitiera corregir la pequeña discrepancia directamente en sistema de navegación del aparato, debido a que era prácticamente insignificante. Sin embargo, con gran revuelo el Capitán se viró y replicó a Leo << mire copiloto, en mi vocabulario no existe la frese "me equivoqué" para mí eso es simplemente imposible>>.

Pues fue en ese preciso momento cuando Leo Guzmán tomó la palabra y le replicó al Capitán lo siguiente: -Mire Capitán-, usted me escusa, pero eso me pasó a mí por estarme llevando de sus cálculos. Como recordarás, para darme prisa, los datos de distancia que tomé fueron de los cálculos realizado por usted en la misma ruta,  en el plan de vuelo Santo Domingo, Dallas, todo lo que hice fue tomarlos y alimentar el computador con ellos. Por eso el error no se originó en mis cálculos, sino en los suyos, mi querido Capitán.

Ante la situación, yo que solo presenciaba la escena y escuchaba “la tanda” del Capitán, solo me reía.  Pero antes las circunstancias no me quedó de otra que decirle al Capitán. <<Bueno, como son las cosas Capitán>>, << Usted agarró una batea y trató de bañar a Leo echándosela en la cabeza, pero vino Leo la agarró, y antes que le cayera arriba, la viró y se la vació en a usted en cabeza. << ¿Qué le parece?>>. Al capitán solo le quedó virar la cabeza hacia atrás hacia mi asiento el "jump seat" detrás de él y mirarme con los "ojotes", mientras Leo Guzmán y yo reíamos  a carcajadas y el avión seguía volando serenamente en su ruta hacia Santo Domingo. Un abrazo a Leo y ese Capitán también mi querido amigo.

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