Capitán Raymundo Polanco se dirige al publico en el Aeropuerto Cibao
No hace tanto tiempo tuve el inmenso honor de visitar a Don Raymundo Polanco Alegría en su residencia del sector de Arroyo Hondo, visita que realicé junto a un buen amigo. Allí en su hogar, sentados tranquilamente en su fresco patio, le escuchamos
con mucha atención, cuando Don Polanco, con su manera pausada y muy particular
de decir las cosas, nos hablaba de
algunas de sus vivencias en el mundo aeronáutico de la República Dominicana. Esa mañana, no solo se refirió a sus momentos patrióticos, cuando le
tocó un papel protagónico, cuando la patria requirió de su coraje, cuando las cosas eran para hombres. Sin embargo, también nos habló de su papel en la aviación civil y empresarial, desde cuando volaba como piloto comercial, hasta después que la aviación comercial
dominicana fue “aterrizada de manera
forzosa” por dos resoluciones, la 29 y 30 emitidas
en el 1993, que impusieron la Categoría 3 que impidió que las aeronaves matriculadas en R. Dominicana operaran hacia y desde el territorio de los Estados Unidos, y cuyos efectos aún repercuten en la aviación dominicana. En realidad, aquella mañana, allí en su patio, Don Polanco Alegría no nos habló de otras cosas, Don Polanco nos habló del tema que le gustaba y apasionaba, pero que también nos gustaba a nosotros, Don Polanco solo nos habló de aviación.
Desafortunadamente, ayer 08 de
septiembre de 2015 en horas de la tarde, el país ha recibido la información sobre
el fallecimiento del Capitán piloto y destacado militar de la entonces Fuerza Aérea Dominicana, FAD, Don Raymundo
Polanco Alegría. Tras su partida, Don Polanco deja todo un
legado de años de lucha y trabajo en el ámbito de la aviación de la República Dominicana y más allá, tanto en la aviación militar,
como en la aviación comercial, actividad que ejerció durante un largo periodo y donde dejó una parte de su gran corazón de dominicano auténtico. En la aviación militar, Polanco
Alegría fue parte del grupo de aviadores
héroes que “se la jugaron”, durante el mes de noviembre del 1961, encabezando y accionando en un movimiento que culminó el domingo 19 de noviembre del 1961, cuando la entonces Aviación Militar Dominicana despegó para garantizar la continuidad del proceso democrático en progreso iniciado con las acciones para desterrar lo remanentes de la dictadura, pero que los traidores de siempre quisieron frustrar, después de los sacrificios la gesta del 31 de mayo que culminó con el ajusticiamiento del Dictador. Durante aquella gesta el entonces Coronel Raymundo Polanco Alegría desempeñó un pape fundamental con su condición y acciones como Jefe del Escuadrón de Cazas “Ramfis” de la entonces Aviación Militar
Dominicana, (AMD), en rebeldía.
En lo personal, conocí a este hombre cuando
laboré en su empresa, la linea aerea Aeromar, empresa que se constituyó, desarrolló y operó como uno de los proyectos más promisorios de
la aviación comercial dominicana de los últimos tiempos, a pesar de la vigencia de la desastrosa "Categoría 3" que afectó la aviación nacional y que impuso grandes limitaciones la aviación autenticamente dominicana. Allí en el área de carga del AILA lo saludaba, cuando se presentaba al área de operaciones o a la rampa del Aeropuerto de Las Américas, sitio que le era muy familiar como hombre de aviación. Allí se presentaba a ver como iban las cosas y a inspeccionar los trabajos de mantenimiento que desarrollaba "Carrion" en un DC-6 de la empresa. También saludaba a "Roque" y "Leonida Castillo", mis amigos y observaba el "arme" de los 18 pallets del vuelo 102 con sus casi 80,000 libras de carga que transportaba la empresa a EE.UU., casi a diario.
Sin dudas, el mayor legado de Raymundo Polanco Alegría a la aviación dominicana fue su dilatada trayectoria en la actividad aeronáutica de República Dominicana, actividad que amó profundamente y por la que arriesgó su vida muchas veces. Don Polanco fue uno de los pocos pilotos que "aterrizó" un CW-46 cargado en una playa del Este cercana al aeropuerto, realizándolo con toda seguridad preservando su propia vida y la vidas de sus acompañantes. El evento ocurrió durante la muy activa temporada de carga aérea de la década de los setenta.
Don Polanco Alegría entregó su tiempo y recursos económicos, sin ninguna reservas a la actividad aeronáutica de República Dominicana, actividad que llevó todo el tiempo en su médula y hasta sus últimos momentos de vida, entrega que me demostró, hasta la saciedad, en aquella conversación durante aquella fresca mañana en el patio de su casa. Por su legado aeronáutico y de personal yo, como buen dominicano deseo “Que este hombre descanse en Paz”. Parece que a la aviación dominicana le hace hace falta otros Polanco Alegría, cuyos aportes a la aviación dominicana deberán ser reconocido por la historia de nuestra aviación.
Sin dudas, el mayor legado de Raymundo Polanco Alegría a la aviación dominicana fue su dilatada trayectoria en la actividad aeronáutica de República Dominicana, actividad que amó profundamente y por la que arriesgó su vida muchas veces. Don Polanco fue uno de los pocos pilotos que "aterrizó" un CW-46 cargado en una playa del Este cercana al aeropuerto, realizándolo con toda seguridad preservando su propia vida y la vidas de sus acompañantes. El evento ocurrió durante la muy activa temporada de carga aérea de la década de los setenta.
Don Polanco Alegría entregó su tiempo y recursos económicos, sin ninguna reservas a la actividad aeronáutica de República Dominicana, actividad que llevó todo el tiempo en su médula y hasta sus últimos momentos de vida, entrega que me demostró, hasta la saciedad, en aquella conversación durante aquella fresca mañana en el patio de su casa. Por su legado aeronáutico y de personal yo, como buen dominicano deseo “Que este hombre descanse en Paz”. Parece que a la aviación dominicana le hace hace falta otros Polanco Alegría, cuyos aportes a la aviación dominicana deberán ser reconocido por la historia de nuestra aviación.
En la foto Raymundo Polanco Alegría inaugura los vuelos comercial de Aeromar entre Nueva York y Santiago de los Caballeros, operación en la que se utilizó una aeronave B-767, equipo moderno para la época, y que hasta la fecha ninguna otra empresa nacional ha podido operar regularmente como Aeromar lo hizo.
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