El Papa Francisco Rafaél Hernández
Durante su visita pastoral a Nueva York el Papa Francisco continúa
impactando los corazones de las gentes. Esto lo ha logrado a través de su forma particular de atraer las
multitudes y la manera genial de decir las grandes verdades frente al liderazgo mundial. Sus planteamientos sinceros y directos han hecho verter lágrimas a unos y tomar grandes decisiones a otros, incluyéndome yo en el caso particular de las lágrimas.
Esa genialidad del Papa Francisco
para que el mundo comprenda mejor sus
mensajes, quedó manifiesta en su ponencia en la sede de Naciones Unidas ayer,
durante la 70 Asamblea de la ONU, cuando recurrió a unos versos del Gaucho Martin Fierro, para llamar la atención sobre la unidad del mundo, frente a la fragmentación
predominante. Decía el Papa “el mundo experimenta un creciente fragmentación social que pone en riesgo todo
fundamento de vida social, y por tanto, termina por enfrentarnos unos con otros para
preservar los propios intereses”.
Como argentino, el Papa
acudió al poema narrativo en versos
escrito por José Hernández en el 1872. En mi caso particular, cuando estudiaba en el colegio
universitario de la UASD, el profesor Luis Frías Sandoval asignó un trabajo
sobre el libro Martin Fierro. Para entonces lo compré bien barato
en el economato de la universidad. Pero cuando realmente me deleité con los poemas
narrativos libro Martin Fierro, fue
cuando me tocó un vuelo con una tripulación argentina, cuyo capitán era Eduardo Chayep.
Mientras el avión volaba y volaba los tres
argentinos recitaban, de memoria, estrofas y estrofas del Martín
Fiero, mientras yo solo los escuchaba. La que nunca he olvido fue la
primera el Martín Fierro que dice;
Aquí me pongo a cantar
al compás de mi viguela,
que el hombre que lo desvela
una pena extraordinaria,
como el ave solitaria
con su cantar se consuela
Con esta y muchísimas otras estrofas del Martín Fierro, mate y
cigarros, me llevaron desde Las Américas
hasta Barajas Madrid, mientras el avión Jumbo hacia su trabajo cruzando el
inmenso Océano Atlántico.
El Papa Francisco ha venido a ser una verdadera bendición para un mundo que tanto necesita de ese tipo de liderazgo.
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