Foto fuente externa
Tripulantes de vuelo de Dominicana de Aviación en sus mejores tiempos
No lo iba hacer, pero entendí apropiado
decir algo en relación a la Compañía
Dominicana de Aviación (CDA), precisamente un día como hoy, cuando se cumplen 71 años de la fundación de la desaparecida y única linea aérea bandera nacional. A pesar de que solo
dediqué 16 cortos años
de trabajo duro a Dominicana de Aviación, lo hice con dedicación, orgullo y
sacrificio, como lo hicieron la mayoría
de los hombres y mujeres, que tanto en tierra como en vuelo, en el país y en
el extranjero, lo dieron todo para
llevar al mundo nuestra orgullo
patrio y los vivos colores de nuestra dominicana bandera.
De Dominicana queda poco casi nada, sin
embargo, existen algunas cosas que nadie pudo quitarle a los que dieron sus
mejores años y en muchos casos sus vidas,
en favor de una empresa que muchos creímos externa. Esas cosas que jamás podrán
quitarnos son los recuerdos que cada vez están más presente en nuestras mentes y corazones.
Esos recuerdo que a diario viven y nos llevan a momentos sublimes logrados en el largo
tiempo, tanto en vuelo como en tierra.
En vuelo recordamos el interminable y sereno ritmo de los motores de las nobles aeronaves y la
voz firme de los capitanes, a la que se prestaba mucha atención cuando
decía, “le habla su Capitán” o la voz de
los sobrecargo, cuando informaban que el Capitán había encendido la señal de
“abróchense los cinturones”. También
recordar escuchar el aplauso de los
pasajeros al aterrizaje y luego, ver la primera cara cuando se abría la puerta
principal en cualquier estación.
Dominicana de aviación fue una
especie un país que se agrandaba cada día y se expandía por el mundo,
llevando consigo la alegría de los
dominicanos a fronteras cercanas y lejanas como
Nueva York, Miami, Boston, Mirabel Montreal, Toronto, San Luis Missouri, Dallas Texas,
San Juan Puerto Rico, Puerto Príncipe Haití, Ciudad de Panamá, Panamá y otras tantas naciones donde tocaron
las aeronaves patrias de la CDA.
A 71 años de la fundación de CDA
debemos reconocer a los que lo dieron todo por la empresa, los que esperaron un mejor desenlace y no la
agonía y muerte de un proyecto digno de mejor surte.
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