Foto de Le Monde
La ocurrencia del fatal accidente del vuelo 4U-2485 de Germanwing ha puesto el dedo sobre la llaga, llamado amargamente la atención sobre incidencia del factor humano, como la
causa que condujo a la muerte de las 150 personas que ocupaban el A320 de la
empresa de bajo coste, subsidiaria de la
aerolínea Lufthansa. Como determinó el registrador de datos de vuelo (FDR), el accidente fue el resultado de la actuación
intencional de Andreas Lubitz copiloto
de la aeronave, quien condujo el aparato a chocar contra el terreno en una
región de los Alpes, al Sur de Francia.
Si bien, la industria aeronáutica
tiene
plena conciencia de la incidencia del desempeño del factor humano,
como la principal causa de los accidentes
de aviación, habría que preguntarse ¿Hasta dónde la industria está dispuesta a
dar real seguimiento a las manifestaciones del silencioso y mucha veces imperceptible factor humano en la aviación, a
pesar del discurso?. La publicación de un diario alemán, que se refiere a la escasez de personal especializado, para los procesos de evaluaciones psicológicos que debe realizar regulador alemán a los aviadores, es un indicio chocante de que, en oportunidades, no se hace todo lo se debe, en lo referente al seguimiento del factor humano en aviación.
El factor humano es la parte más
flexible, adaptable y valiosa del
sistema aeronáutico, sin embargo, es el
más vulnerable a influencias que pueden
afectar negativamente el desempeño de ese factor en un momento dado. Con
su actuación, Andreas Lubitz ha sacudido la industria, mostrando una manifestación lacerante del omnipresente factor humano en la aviación. Lo importante es que la industria no escatime recursos e implemente el seguimiento profesional continuo del personal que visibilicen la existencia de los filtros
que, puedan identificar y detener incidencias negativas del factor human
A pesar de que no hay dudas sobre el predominio de la seguridad del transporte aéreo "en los aviones grandes", todavía la mayoría de la gentes no se acostumbra a volar con plena tranquilidad. Por lo general, siempre habrá ciertas dudas subyacentes y a veces sus rosarios. Las personas siempre estarán bien pendiente de cualquier situación anormal a bordo, por sencilla que esta sea, tensión que termina con el aplauso cuando se produce toque del tren del avión en la pista de aterrizaje en el aeropuerto de destino. Ahora también los pasajeros tendrán interrogantes, muy personales,sobre la condición psicológica de quienes están encerrados en la cabinas, volando del avión.
A pesar de que no hay dudas sobre el predominio de la seguridad del transporte aéreo "en los aviones grandes", todavía la mayoría de la gentes no se acostumbra a volar con plena tranquilidad. Por lo general, siempre habrá ciertas dudas subyacentes y a veces sus rosarios. Las personas siempre estarán bien pendiente de cualquier situación anormal a bordo, por sencilla que esta sea, tensión que termina con el aplauso cuando se produce toque del tren del avión en la pista de aterrizaje en el aeropuerto de destino. Ahora también los pasajeros tendrán interrogantes, muy personales,sobre la condición psicológica de quienes están encerrados en la cabinas, volando del avión.
En mi caso particular, como
aprendiz he tenido que bregar con el concepto factor humano en diferentes situaciones. Como encargado de equipos de trabajo, siempre traté
de ver algo más allá del ámbito de las
cabinas de las torres o el centro de control. En esos sitios, siempre trataba de interesarme por los problemas
que el personal llevaba hasta el aeropuerto. En oportunidades me vi precisado a
dejar a alguien fuera de la rotación y durante el “briefing”, invitaba a los controladores a dejar los
problemas cotidianos "enganchados en un
clavo que había a la entrada", para así concentrarnos en la seguridad de los
aviones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario