Quienes tuvimos la oportunidad
de volar en las cabinas de vuelo de los aviones de la Compañía Dominicana de Aviación,
pudimos disfrutar de muy "buenas manos" de capitanes capaces y muy bien formados en la técnica y al arte del pilotaje. Debido a ello en Dominicana de aviación siempre se volaba tranquilo, no importando las condiciones del ambiente. Sin embargo, dentro de ese grupo de profesionales de la aviación se destacaron algunos en tenían un extra para volar los aviones. Uno de esos profesionales era el Capitán Julio Ernesto Tejeda Jaquez. Tejeda Jaquez, un profesional de la aviación que ha dedicado toda su vida la aviación, implantando un récord impecable atreves de los años. Este caballero inició su dilatada carrera aeronáutica en la entonces
Aviación Militar Dominicana (AMD) y luego Fuerza Aérea Dominicana (FAD), hoy Fuerza Aérea de la República Dominicana (FARD) cuando esta institución militar estaba entre las primeras del Caribe y quien sabe. En la AMD despues FAD y ahora FARD el hombre voló todos los equipos de opero la institución en sus mejor época.
Conoci al Capitan Ernesto Tejeda Jaquez cuando volaba los B-727 con su mano izquierda en el B-727, pero poco tiempo bastó para que iniciara a utilizar su mano derecha para accionar las tres palancas de potencia del los B-727 para administrar la potencia de los motores y programar las rutas de los vuelos en el equipo de navegación OMEGA con el dedo indice de esa misma mano. Su labor como Capitán del B-727 fue impecable. Esto puede comprobarse rastreando las buenas calificaciones que siempre alcanzó, tanto en su formación profesional, como en sus entrenamientos recurrentes en la escuela de United en Denver Colorado EE.UU. Pero donde esta condición profesional se podía confirmar plenamente era sintiendo la conducción y ejecución de las maniobras en los diferentes etapas y segmentos de los vuelos que operó el Capitán Tejeda Jaquez en cualquier condición. En los aterrizajes, Tejeda Jaquez minimizaba la producción energía cinética, consecuencia del casi imperceptible contacto del tren de aterrizaje con las pistas, produciendo siempre suaves aterrizajes y mínimas distancias en la pistas, ha sido un maestro.
Conoci al Capitan Ernesto Tejeda Jaquez cuando volaba los B-727 con su mano izquierda en el B-727, pero poco tiempo bastó para que iniciara a utilizar su mano derecha para accionar las tres palancas de potencia del los B-727 para administrar la potencia de los motores y programar las rutas de los vuelos en el equipo de navegación OMEGA con el dedo indice de esa misma mano. Su labor como Capitán del B-727 fue impecable. Esto puede comprobarse rastreando las buenas calificaciones que siempre alcanzó, tanto en su formación profesional, como en sus entrenamientos recurrentes en la escuela de United en Denver Colorado EE.UU. Pero donde esta condición profesional se podía confirmar plenamente era sintiendo la conducción y ejecución de las maniobras en los diferentes etapas y segmentos de los vuelos que operó el Capitán Tejeda Jaquez en cualquier condición. En los aterrizajes, Tejeda Jaquez minimizaba la producción energía cinética, consecuencia del casi imperceptible contacto del tren de aterrizaje con las pistas, produciendo siempre suaves aterrizajes y mínimas distancias en la pistas, ha sido un maestro.
La realidad es que Tejeda Jaquez lleva la aviación en la sangre. Su
padre fue el General Ernesto Tejeda, mecánico de abordo que acompañó al Capitán Frank Feliz Miranda, líder del
vuelo Panamericano Pro-Faro a Colon,
volando avión Colon que participó en el referido vuelo a finales del año 1937. El Vuelo Panamericano Pro-Faro a
Colon despego desde el entonces Aeropuerto Internacional de Mira Flores, Santo Domingo el día 12 de noviembre del ano 1937 para recorrer una distancia de casi 30,000 kilómetros, a través de más de 12 países del continente Sudamericano. Sin embargo fueron Frank Feliz Miranda y padre del Capitán Tejeda Jaquez los únicos sobrevivientes del frustrado vuelo, los tres aviones cubanos parte del vuelo sufrieron un accidente en el que perecieron todos sus ocupantes. Los dominicanos sobrevivieron a la tragedia aérea de Cáliz utilizando la técnica de elevarse por encima del mal tiempo que provoco el accidente que terminó con el Vuelo Panamericano el 27 de diciembre del 1937 en Caliz, Colombia.
Particularmente, siempre me sentí a gusto en las cabinas del Capitán Tejeda Jaquez, debido fundamentalmente a sus cualidades profesionales y de persona, por lo
que a pesar del peso de las operaciones
en al aire, volar con Tejeda Jaques siempre fue muy liviano. Lo mismo sucedió con el General Tejeda Jaquez en el ambiente de su desempeño como militar de alta graduación
de la Fuerza Aérea Dominicana, investidura que siempre llevó con toda cordialidad y su calidad de caballero, condición a la que nunca ha renunciado. Por ello, no era raro que en ocasiones me invitara a compartir con el actividades que nada tenían que ver con los vuelos y con aviones.
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