Durante el pasado 24 de enero del año en curso, dos aeronaves civiles resultaron afectadas por alarmas de bombas a bordo. De acuerdo a la
información servida por la cadena CNN, las
aeronaves fueron escoltadas por aviones F-16 de la Fuerza Aérea
Norteamericana, hasta el Aeropuerto
Internacional Hartsfield-Jackson, Atlanta, donde se confirmó que todo se había tratado de falsas alarmas.
Por sus consecuencias potenciales, las amenazas de bombas en aeronaves son eventos graves que siempre
hay que tomarlos como ciertos. En caso de esto eventos, los procedimientos aplicables están prescritos en el Documento 8973, Capítulo
5 de la Organización de
Aviación Civil Internacional (OACI), Manual de Seguridad para la Protección de la Aviación Civil Contra Acto de Interferencia Ilícita, en las directivas PNSAC de los Estados Contratantes y algunos procedimientos específicos
aprobados por la autoridad. El buen juicio del Capitán es determinante cuando se presentan estos casos.
Por la complejidad de la situación a bordo cuando se recibe una llamada de este tipo, le
relato un evento de bomba a bordo que me tocó experimentar. La información sobre el artefacto explosivo se originó en el centro radar (CERAP) de San Juan, Puerto Rico, por una llamada telefónica anónima que recibieron los controladores. En la ocasión, el HI-442 de Dominicana de
Aviación completaba el vuelo
DOA-602, dese
Aeropuerto Internacional
Luis Muñoz Marín al Aeropuerto
Internacional de Las Américas con 162
pasajeros a bordo. En ese momento la
aeronave ascendía a través de 14,000 pies, 42 millas al Oeste de San Juan.
La tripulación asumió la información como cierta, procediendo a evaluar posibilidades, tomando en cuenta la diversidad de
artefactos explosivos y la gran variedad de mecanismos para su detonación, tornándose la situación particularmente estresante. De inmediato el capitán llamó el Jefe de Cabina a la cabina de mando, para coordinar los procedimientos en relación a un chequeo discreto de la cabina de pasajeros, con el objetivo de detectar cualquier objeto extraño o situación sospechosa. Entonces, con mucho tacto, el capitán le ofreció la información sobre la alarma de
bomba a los pasajeros,y que estábamos retornando a San Juan, enfatizando que -por lo general, estas alarmas son
falsas-, pero que se habían tomar todas las medidas de seguridad pertinentes.
Mientras la aeronave era dirigida al Aeropuerto Luis Muñoz Marín y la tripulación de cabina se preparaba para el desembarque de los pasajeros lo antes posible. El
problema fue que algunos pasajeros no quedaron tan convencidos del mensaje del Capitán. La percepción empeoró cuando notaron la presencia de una gran cantidad de equipos y vehículos de emergencia, lo que provocó más nerviosismo y en algunos casos histerias.
La operación de desembarque resultó cuasi normal, con casos de heridas leves. Cuatro horas mas tarde, cuando se completó un minucioso proceso de chequeo del avión, los pasajeros, el equipaje
y la carga, las autoridades del Aeropuerto Luis Muñoz Marín informaron que todo se trató de una falsa alarma, autorizando la salida del avión
Como recordaran, el pasado 27 de
mayo del 2014, una falsa amenaza de bomba afectó las actividades del Aeropuerto Internacional
de Las Américas de Santo Domingo. La amenaza afectó el vuelo 205 de la compañía Jetairfly, que
procedía desde Bruselas al Aeropuerto
Las Internacional de Las Américas. El incidente provocó los consabidos
inconvenientes para la operación,
resultando ser una falsa alarma.
Probablemente, la primera falsa alarma de bomba a bordo en una aeronave civil de
República Dominicana, se produjo a mediado de la década de los sesenta. Se trató
de una falsa alarma hecha a la aeronave
matricula HI-42, un DC-4 operado por la
Compañía Dominicana de Aviación. El incidente aconteció cuando la aeronave
realizaba un vuelo de itinerario desde el
Aeropuerto Internacional de Isla Verde de
San Juan, Puerto Rico al Aeropuerto Internacional de Las Américas
de Santo Domingo.
La tripulación de mando del DC-4, Capitán
Williams Jate y el copiloto Eddy Francisco Tineo recibieron una llamada del
Centro San Juan, informándole que alguien había llamado dando la información de que en el avión había
una bomba. La llamada se produjo cuando la aeronave volaba a pocas millas al
Oeste de Borinquén, en la cercanía de la base militar Norteamericana
Ramey. Por su ubicación, el Capitán
decidió dirigir el avión a la referida base de Fuerza Aérea de Estados Unidos.
En su primer contacto con la torre Ramay la tripulación informó la situación de emergencia, solicitando autorización para
aterrizar. Pero, cuando el controlador le solicitó que informaran el tipo de emergencia, el Capitán Jate le respondió que se trataba una
amenaza de bomba a bordo. De inmediato el controlador le respondió de
manera firme "GO AROUND", (váyase al aire, no aterrice), no
puede aterrizar en este aeropuerto. Entonces
la tripulación del DC-4 cumplió las instrucciones y procedió a Isla Verde, San Juan, donde aterrizó, sin novedad.
La razón de la negativa de Torre
Ramy estaba justificada. Para entonces Ramey era una importantísima base aérea
militar de la Fuerza Aérea de Los Estados Unidos, por tanto, no se podía correr el riesgo de que aterrizara en esa base aérea una aeronave con amenaza
de explosivos a bordo, por razones
obvias.
En la foto el HI-42 DC-4 de CDA, primera aeronave R.D. amenazada con bomba a bordo.
Foto cortesía de Flying History.com
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