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8 de enero de 2015

Accidentes de aviación



Cuando por cualquier circunstancia utilizamos el transporte aéreo, por lo general a muchos nos invade el temor de que algo puede suceder durante el vuelo, y que nuestra vida, el don más preciado que Dios nos dió,  puede  verse comprometida. De ahí que es común ver que a muchas personas los invada el temor y la angustia de volar, por eso cuando llega el momento de abordar el avión, no es raro ver a alguien haciendo un santo rosario, leyendo una Biblia o encomendándose  a las "mil vírgenes".

El transporte aéreo,"en los aviones grandes", es el medio más seguro de transporte con que cuenta el mundo. Sin embargo, lo sorpresivo, severidad y dramatismo de los accidentes de aviación hacen de estos eventos casos que sobrecogen las mentes y corazones de las personas, desencadenando el dolor y la solidaridad colectiva.

El procedimiento más efectivo para bregar con los accidentes de aviación es prevenirlos. Esta política la practica la industria del transporte aéreo, colocando la seguridad de las operaciones  por encima de todo. Sin embargo, cuando ocurre un accidente de aviación no hay más que investigarlo. El único objetivo de la investigación es determinar que lo ocasionó y así evitar que otro ocurra por la misma causa.  Los procedimientos para la investigación de estos eventos están establecidos en el Anexo 13 al Convenio de Chicago. Más allá de este tipo de investigación, pueden surgir otras investigaciones dirigidas a establecer  responsabilidades en el orden civil, penal y también en el orden administrativo.

En el tema de los montos a recibir  por lecciones corporales o muertes causadas por los accidentes de aviación, lo trata el Convenio de Montreal del 1999, Convenio  que resuelve ciertas reglas a lo establecido originalmente en  la Convención de Varsovia del año 1929. De todos modos, lo importante es preservar su propia seguridad, asegurándose de utilizar empresas aéreas con buenos records  de seguridad,  lo que es perfectamente posible determinar en estos tiempos.

En caso de que un accidente de aviación  afecte a uno de los suyos, cerciórese de contratar con un buen abogado, que entienda el asunto,  no vaya a ser que le ocurra los que pasó con la mayoría de dominicanos que perdieron seres queridos en el fatal accidente aéreo del 2001 en Nueva York, y que mató  muchos buenos  dominicanos. En esa desafortunada ocasión, la falta de asesoría profesional resultó en negociaciones adelantadas con participación de famosas  firmas de abogados establecidas en el extranjero, las que  contrataron la representación de dolientes, quienes negociaron sus casos a “precio de cachimbo de barro”.  

Fuente de la foto: AP.

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