Cuando por cualquier circunstancia utilizamos el
transporte aéreo, por lo general a muchos nos invade el temor de que algo puede
suceder durante el vuelo, y que nuestra vida, el don más preciado que Dios nos
dió, puede verse comprometida. De ahí que es común ver que a muchas personas los invada el temor y la angustia de volar, por eso cuando llega el momento de abordar el avión, no es raro ver a alguien haciendo un santo rosario, leyendo una Biblia o encomendándose a las "mil vírgenes".
El transporte aéreo,"en los aviones grandes",
es el medio más seguro de transporte con que cuenta el mundo. Sin embargo, lo sorpresivo,
severidad y dramatismo de los accidentes de aviación hacen de estos eventos
casos que sobrecogen las mentes y corazones de las personas, desencadenando el
dolor y la solidaridad colectiva.
El procedimiento más efectivo para bregar con los
accidentes de aviación es prevenirlos. Esta política la practica la industria del transporte aéreo, colocando la seguridad de las operaciones por
encima de todo. Sin embargo, cuando ocurre un accidente de aviación no hay más
que investigarlo. El único objetivo de la investigación es determinar que lo ocasionó
y así evitar que otro ocurra por la misma causa. Los procedimientos para la investigación de
estos eventos están establecidos en el Anexo 13 al Convenio de Chicago. Más allá
de este tipo de investigación, pueden surgir otras investigaciones dirigidas a
establecer responsabilidades en el orden
civil, penal y también en el orden administrativo.
En el tema de los montos a recibir por lecciones
corporales o muertes causadas por los accidentes de aviación, lo trata el
Convenio de Montreal del 1999, Convenio que resuelve ciertas reglas a lo establecido originalmente
en la Convención de Varsovia del año
1929. De todos modos, lo importante es preservar su propia seguridad, asegurándose
de utilizar empresas aéreas con buenos records
de seguridad, lo que es
perfectamente posible determinar en estos tiempos.
En caso de que un accidente de aviación afecte a uno de los suyos, cerciórese de contratar
con un buen abogado, que entienda el asunto, no vaya a ser que le ocurra los que pasó con
la mayoría de dominicanos que perdieron seres queridos en el fatal accidente aéreo
del 2001 en Nueva York, y que mató muchos buenos dominicanos. En esa desafortunada ocasión, la falta
de asesoría profesional resultó en negociaciones
adelantadas con participación de famosas firmas de abogados establecidas en el
extranjero, las que contrataron la
representación de dolientes, quienes negociaron sus casos a “precio de cachimbo
de barro”.
Fuente de la foto: AP.
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